En la madrugada del 15 de abril de 2002 un equipo cubano de prensa partió rumbo a Caracas para reportar los acontecimientos históricos que tenían lugar en la República Bolivariana de Venezuela.
Apenas unas horas antes, luego de titánicas jornadas vividas por el pueblo chavista, el Comandante Hugo Chávez había regresado a Miraflores, luego del golpe de estado ocurrido el 11 de abril en esa nación suramericana.
El fotorreportero de Granma Juvenal Balán acompañó a dos grandes maestras del periodismo cubano: a Juana Carrasco, de Juventud Rebelde, y a Nidia Díaz, de Granma.
El colega Froilán Arencibia, junto al camarógrafo Antonio Gómez “el Loquillo”, y el joven y talentoso editor Adrián Migueles, conformaron el equipo del Sistema Informativo de la TV Cubana.
A esta reportera correspondió el honor de ir a Venezuela como enviada de la Radio Cubana. Junto a Danylo Sirio y el querido Chao, otra vez José Luis Ponce se puso al frente de su “incondicional tropa”.
Nos llamaron unas horas antes y nos preparamos para el viaje. En la madrugada del 15 de abril llegamos a la terminal 1 del Aeropuerto Internacional José Martí. Cuando estuvimos listos y parecía que habíamos recibido todas las instrucciones, se apareció el Gigante con su uniforme verde olivo.
Nos saludó, habló con nosotros, bromeó, nos explicó la misión, y hasta subió al avión para abrazarnos nuevamente en esta despedida hacia Caracas.
¡Cuánta grandeza! ¡Qué humildad! ¡Cuánta comprensión acerca del importante papel de la prensa! ¡Qué grande sigues siendo, Fidel!
Por Angélica Paredes López / Razones de Cuba
