“¿Qué me gustaría ser?, me gustaría ser investigador.” (…) “Si me pregunto a cual de los grupos pertenezco yo, diría que milito en el bando de los impacientes, y milito en el bando… de los apurados.” FIDEL
El 55 aniversario de la fundación de la Facultad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba y el 50 aniversario de la primera graduación de médicos y estomatólogos egresados de ella, resultan acontecimientos relevantes en el marco del 91 aniversario de Fidel.
En estos días en que se le rinde homenaje a Fidel en una época presente y futura que estará marcada por su eterna siempreviva, abriremos apenas unas páginas de una existencia signada por su naturaleza fundadora, creadora y constructora.
En La historia me absolverá, alegato de defensa ante el tribunal que lo juzgó por el ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, mencionaba el problema de la salud del pueblo entre los seis puntos concretos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente los esfuerzos después del triunfo revolucionario.
En fecha tan temprana después del triunfo, como el 13 de marzo de 1959, Fidel expresaba:
“La universidad, libre ya de los problemas políticos que la embargaban, libre ya del eterno conflicto con los gobernantes, porque el sentimiento universitario, y el sentimiento público, y el sentimiento del pueblo, y el sentimiento de los gobernantes, serán en lo adelante una sola cosa; libre ya de las batallas que antes libraba, porque ya no tendrá que librarlas, porque ya no habrá injusticia, porque ya no habrá tiranía, porque ya no habrá inmoralidades, la universidad podrá invertir su extraordinario caudal de energía y de entusiasmo en preparar a los hombres, en preparar a la generación de hombres capacitados que la patria necesita, porque allí donde campeaba antaño la politiquería, el oportunismo y el vicio, ha de campear en el futuro la virtud y la capacidad.”
También el Comandante Ernesto Guevara, en el discurso al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Central de Las Villas, el 28 de Diciembre de 1959, había definido magistralmente el pedido que el Gobierno Revolucionario hacía a las Universidades cubanas y que debía concretarse con urgencia y como un mandato irrenunciable para el futuro.
“Y, ¿qué tengo que decirle a la Universidad como artículo primero, como función esencial de su vida en esta Cuba nueva? Le tengo que decir que se pinte de negro, que se pinte de mulato, no sólo entre los alumnos, sino también entre los profesores; que se pinte de obrero y de campesino, que se pinte de pueblo, porque la Universidad no es el patrimonio de nadie y pertenece al pueblo de Cuba, y si este pueblo que hoy está aquí y cuyos representantes están en todos los puestos del Gobierno, se alzó en armas y rompió el dique de la reacción, no fue porque esos diques no fueron elásticos, no tuvieron la inteligencia primordial de ser elásticos para poder frenar con esta elasticidad el impulso del pueblo, y el pueblo que ha triunfado, que está hasta malcriado en el triunfo, que conoce su fuerza y se sabe arrollador, está hoy a las puertas de la Universidad, y la Universidad debe ser flexible, pintarse de negro, de mulato, de obrero, de campesino, o quedarse sin puertas, y el pueblo la romperá y él pintará la Universidad con los colores que le parezca.
Ese es el mensaje primero, es el mensaje que hubiera querido decir los primeros días después de la victoria en las tres Universidades del país, pero que solamente pude hacer en la Universidad de Santiago, y si me pidieran un consejo a fuer de pueblo, de Ejército Rebelde y de profesor de Pedagogía, diría yo que para llegar al pueblo hay que sentirse pueblo, hay que saber qué es lo que quiere, qué es lo que necesita y qué es lo que siente el pueblo.”
La ley de Reforma, promulgada por el Gobierno Revolucionario presidido por Fidel, el 10 de enero de 1962, abordó integralmente problemas y soluciones sobre las carreras universitarias y las Universidades en su conjunto.
La ley refería, por ejemplo, que “La salud es uno de los aspectos más importantes del bienestar material del hombre. La sociedad necesita médicos y enfermeras, necesita clínicas y hospitales, en los que la ciencia más avanzada esté al servicio de todo el pueblo. Esto representa para la Universidad un mayor esfuerzo en términos cuantitativos y una orientación completamente distinta desde el punto de vista cualitativo de lo que fue hasta hoy la enseñanza y la práctica de la Medicina, pero también en este caso la determinación de los recursos materiales y la orientación de los planes de estudio de la Facultad de Ciencias Médicas tienen que basarse en una evaluación de las necesidades de la sociedad cubana y del plazo en que estas necesidades pueden ser satisfechas. En 1953 existían en Cuba 6 201 médicos y 1 934 dentistas; en cambio sólo había 1 763 enfermeras profesionales. Sin ir más lejos, aquí está un caso típico de desproporción entre dos actividades relacionadas entre sí, resultado de la anarquía y de la falta de planificación y de orientación social en el cuadro de la salud. Para atender adecuadamente a las necesidades de salud del pueblo de Cuba en 1970, será necesario tener de 10 000 a 12 000 médicos.”
A tono con esta realidad y perspectivas, la Reforma señalaba que la Facultad de Ciencias Médicas comprendía dos escuelas, la de Medicina y la de Estomatología, así que era obvio explicar las razones científicas y administrativas que recomendaban la unión de ambas Escuelas en una misma Facultad. Se estaba seguro de que la estrecha colaboración entre ambas instituciones, con objetivos afines, habría de producir resultados de gran importancia para la comunidad.
El Consejo de Universidades, según señala la ley, “considerando las necesidades del País, el desarrollo y crecimiento que está experimentando la provincia de Oriente con los planes de industrialización del Gobierno Revolucionario,(…) la conveniencia de elevar el nivel científico de todos los hospitales de la Nación, recomienda que se cree, a la brevedad posible, la Escuela de Medicina de la Universidad de Oriente”.
En consonancia con lo dispuesto en dicha ley fue creada la Facultad de Ciencias Médicas en la Universidad de Oriente, cuyas Escuelas de Medicina y Estomatología fueron fundadas respectivamente el 10 de febrero de 1962 y el 18 de agosto de 1963. Así se inició hace 55 años la docencia médica en Santiago de Cuba, con alumnos procedentes de las provincias de Oriente, Camagüey y Las Villas.
En la inauguración del Instituto de Ciencias Basicas y Preclinicas “Victoria de Girón”, de la Facultad de Ciencias Médicas de La Habana, el 17 de octubre de 1962, Fidel exponía: “En virtud de eso, ya ingresan en este Instituto de Ciencias Básicas unos 800 estudiantes; y en la Universidad de Oriente, 240, que hacen un total de más de 1 000, ¡más de mil que comienzan a estudiar! Eso, este año. ¿Y después? Después ya será un río de estudiantes de medicina.”
La primera graduación de 35 médicos y 19 estomatólogos de la recién creada Facultad de Ciencias Médicas de Oriente, ocurrió el 24 de septiembre de 1967, en el antiguo Hospital Saturnino Lora, el mismo que ocuparon parte de los asaltantes del Moncada dirigidos por Abel Santamaría, y que meses después, fue el sitio donde fue juzgado Fidel Castro por el Asalto al Moncada y donde pronunció su famoso alegato de defensa. Los estudiantes, en forma excepcional, recibieron un certificado firmado por Guillermo García Frías, en su carácter de delegado del Buró Político en Oriente; José Ramón Machado Ventura, ministro de Salud Pública y José Llanusa Gobel, ministro de Educación.
Días después, el 28 de septiembre, en el acto del VII aniversario de los CDR, Fidel señalaba en su discurso:
“Ya la Universidad de Oriente ha logrado graduar sus primeros estudiantes de Medicina. Hay que decir a fuer de sinceros que cuando los compañeros del Ministerio de Salud Pública establecieron una escuela de medicina en Santiago, cuando no había casi ni edificio ni profesores, a nosotros nos parecía aquello erróneo, nos parecía casi imposible en esas condiciones poder organizar la escuela de medicina en Santiago de Cuba. Sin embargo, con la ayuda de las escuelas de la Universidad de La Habana, con la ayuda de los profesores, con la ayuda del personal competente que trabaja en Salud Pública, con grandes esfuerzos por parte de muchos de ellos (…), en días recientes ya la Universidad de Oriente graduó los primeros médicos… y los primeros estomatólogos. Y esto es alentador…Trabajamos para el porvenir con todas nuestras energías, con todo nuestro aliento.
Al año siguiente, en el discurso de la graduación de la Universidad de Oriente, celebrada el 8 de diciembre de 1968, Fidel enfatizaba el crecimiento de la matrícula (3930 estudiantes) en esta universidad, las facilidades de becas existentes, y citaba entre los graduados, segundo grupo de ciencias médicas, la cifra de 90 médicos y 20 estomatólogos.
Y señalaba: “Con la cuestión de la medicina se hizo un especial esfuerzo hace algunos años. Fue necesario preservar las organizaciones médicas frente al éxodo promovido por el imperialismo, que intentó dejar a este país sin médicos. Y realmente esa escaramuza —porque al lado de la Revolución cada una de esas luchas son algo así como escaramuzas— ha sido ganada por la Revolución puesto que ya se gradúan casi 1 000 médicos por año, ya incluso empieza a producirse el ingreso en especialidades de los recién graduados, y en el futuro ya la medicina rural tendrá ya no solo el médico general recién graduado, sino tendrá los especialistas; porque un buen número de graduados pasa ahora a realizar estudios de una especialización determinada.
Y eso, desde luego, es un pequeño avance, otro pequeño avance, por la importancia que tiene el hecho de que ya esas montañas, esas comunidades de la Sierra Maestra de 300 000 personas sin un médico, esas comunidades de casi un millón de personas en las montañas sin un médico —y sin un médico estaban también los campesinos en el llano—, puedan tener ya no solo decenas de hospitales con los médicos, sino ya de hospitales con médicos y los servicios de distintas especialidades. Ya no será el servicio de la medicina general, sino el servicio de especialistas. (…) Y tengamos cada vez estudiantes con una mejor preparación, profesores con una mayor experiencia. Y, desde luego, los que ingresen en los años sucesivos cada vez deberán tener una preparación básica superior. (…) Y como estos son hechos, estas son realidades —y los hechos de los años futuros nos lo irán demostrando más y más—, un día como hoy, en que se reúnen miles de estudiantes de la región oriental, no creo que pueda haber algo más útil y más importante como es recalcar estas cosas y llamar la atención de los jóvenes acerca de estas realidades, invocar su sentido de la responsabilidad, su sentido del deber y, sobre todo, la necesidad que tiene nuestro pueblo de saltar etapas, de marchar aceleradamente, de recuperar el atraso de siglos, para tener el derecho a ocupar un lugar decoroso y digno en este mundo, para tener el derecho a existir.”
El tiempo ha pasado y la semilla sembrada y abonada a lo largo del periodo revolucionario, ha fructificado y la cosecha se ha repartido generosamente para Cuba y el mundo: Sólo en el año 2017, ccursaban carreras de ciencias médicas 67 000 estudiantes cubanos y 9 282 extranjeros, y cursan especialidades 23 789 cubanos y 2 439 extranjeros. En los años de Revolución se han graduado más de 150 000 médicos, que ubica a Cuba en primer lugar en el mundo en la relación médicos/habitantes. También han egresado 34 216 profesionales procedentes de 135 naciones.
Fidel, según confesara, quiso ser investigador y lo fue hasta sus últimos días, y militó en el bando de los impacientes, de los apurados.
En fecha tan temprana como el 4 de junio de 1963, en una comparecencia por radio y televisión, Fidel definió esa especie de sueño de su aspiración de quehacer científico. Al respecto, expresó:
“A veces yo me pregunto, ¿qué me gustaría ser si no fuera revolucionario, y aun siendo revolucionario?, ¿qué me gustaría ser?, me gustaría ser investigador. ¿Por qué? Porque se puede ir revolucionando la naturaleza, (…) En todos los órdenes hay una eterna revolución que realizar y que el hombre tendrá que ir realizando. Y hacia eso tendrá que ir la juventud inquieta, concentrar su ímpetu, su impulso en el perenne afán de renovar y de progresar que tiene la humanidad.”
En otra oportunidad se refirió a su naturaleza creadora de la forma siguiente: “Si me pregunto a cual de los grupos pertenezco yo, diría que milito en el bando de los impacientes, y milito en el bando… de los apurados, y de los que siempre presionan para que las cosas se hagan y de los que muchas veces tratan de hacer más de lo que se puede.”
Con la obra realizada en todos los campos y, en las esferas universitarias y, en especial, en las ciencias médicas, se hicieron realidad los sueños concebidos por Fidel para el bien del pueblo cubano y los pueblos subdesarrollados del mundo.
¿Cuánto ha significado eso en personas sanas y enfermas atendidas? ¿Cuántas vidas han sido protegidas preventivamente, curadas y salvadas en Cuba y el mundo? ¿Cuánta calidad mejor de existencia y cuántos años más de esperanza de vida ha significado la atención médica brindada por profesionales cubanos? ¿Qué profesionales médicos de otros países, grandes o pequeños, ricos o pobres, han hecho semejante ejemplo y proeza de altruismo, solidaridad y sacrificio para salvar vidas en los lugares más apartados y en las condiciones más extremadamente difíciles?