“Hay muchos papeles sin importancia hoy pero que para un futuro y para la historia serán de gran valor. Mi interés en esto ha sido que cuando se escriba esta historia sea lo que realmente es y no dejen estos papeles escribir historietas, nada prueba más que los documentos, por lo que todo importa después”.
Desde ese informe, que escribiera a Fidel el 13 de mayo de 1958, en Vegas de Jibacoa, en la Sierra Maestra, sin saberlo Celia Sánchez Manduley marcaba el inicio de lo que sería una labor perenne.
El 4 de mayo de 1964, justo en los primeros años del triunfo de la Revolución, se fundaba —por iniciativa de Celia— la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado. Quién diría que ese sueño primero se convertiría en una realidad latente, y que en la actualidad se traduciría en el atesoramiento de más de 159 mil fondos fotográficos en 28 colecciones, y más de 56 mil fondos documentales.
No es posible sin hablar de Celia
La preocupación por salvaguardar la memoria histórica de la lucha insurreccional era una constante en la vida de Celia. Conservar cada nota, carta, orden o resolución fue uno de los primeros y fuertes pasos que condujeron a la creación de la Oficina, comentó el Doctor en Ciencias Históricas Eugenio Suárez Pérez, actual director de esta institución.
“Ella estuvo todo el tiempo pendiente de la historia de Fidel y de los revolucionarios en la Sierra y luego del triunfo. Desde los primeros años de la década de 1960 comenzó a acumular los documentos en su apartamento de la calle 11 entre 10 y 12 del Vedado. Los de la Sierra guardados en los mismos paquetes preparados durante la guerra; y los otros —conseguidos como resultado de sus gestiones con combatientes y familiares de los mártires después del triunfo— se depositaron en grandes bolsas de lona”, explica.
Y así estuvieron almacenados casi cuatro años debido a que Celia también se debía a otras grandes funciones, pero en 1963 —en medio de sus tareas como secretaria de la presidencia— pudo dar un nuevo impulso a la actividad de búsqueda, organización y conservación de estos manuscritos.
También incluyó a un grupo de colaboradores para dar orden e inventariar la copiosa información que había conseguido, pero su apartamento ya no era suficiente para albergar tanto, y fue así que al nacionalizarse el Banco Hipotecario Mendoza, se asumió allí el espacio para la Oficina, que es el que mantiene hasta la fecha”, añadió Suárez Pérez.
Celia misma revisaba y clasificaba los archivos, no era solo la organizadora sino que personalmente asumía el procesamiento de los textos. De esta manera y como procuradora de la verdad por encima de todas las cosas, lograba la reconstrucción fidedigna de las acciones combativas a partir de documentos, testimonios grabados y fotografías de los acontecimientos. Celia preveía cada arista de trabajo, cada método.
Reconstruyendo realidades
“El proceso de trabajo de la Oficina comienza con un estudio del documento propiamente dicho, luego debe transcribirse, realizarse una breve reseña del contenido, microfilmarse y digitalizarse finalmente. En medio de este proceso, la microfilmación resulta extremadamente útil, pensemos en las primeras películas de más de 100 años que se conservan aún, elemento que no sucede igual con la digitalización. Es cierto que conservas el dato, pero no sabes cuánto podría durarte el mismo. Aunque posibilita la distribución del trabajo con más celeridad, no es un mecanismo del todo confiable”, señaló Suárez Pérez.
Marcado por la historia y la profesionalidad, el archivo de la Oficina se divide en documentación impresa, fototeca, depósito sonoro, audiovisual (que incluye películas en video o celuloide) y depósito de objetos museables, a lo que se suma la videoteca y la hemeroteca.
Asimismo, en estos momentos la Oficina se encuentra trabajando con documentos del Movimiento 26 de Julio (aproximadamente más de 20 mil), y ello incluye escritos relacionados con el Ejército Rebelde, el Movimiento en Cuba y el exilio, El Moncada y la lucha clandestina. Se estima que esta labor se extienda a unos cuantos años.
Por su parte, la licenciada en Periodismo Noemí Valera Castillo, especialista en Documentación Histórica y encargada del depósito oral y audiovisual, refiere que el archivo oral de la Oficina es uno de los más completos del periodo1952-1958 gracias a la proyección futurista que tuvo Celia de crear las condiciones propicias para grabar y conservar las evidencias contadas por sus propios protagonistas.
“Celia mandaba a buscar a los protagonistas de la guerra para que dieran sus testimonios, y creó ese espacio justamente como si fuera una cabina de radio. Por aquí pasaron participantes del 30 de noviembre, de la Batalla de Guisa. Tenemos en este soporte más de 7000 documentos (en casetes, cintas, videos) y 2 537 transcripciones de esos relatos, por supuesto a máquina de escribir por la época, pero ya todas se están digitalizando. Todo persiguiendo el propósito de rescatar la historia como realmente sucedió”, agregó el director.
Con respecto a la promoción y divulgación de los contenidos, la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado tiene entre sus salas la Cátedra de Estudios Celia Sánchez Manduley (con una sesión al mes de debate sobre aspectos de la lucha insurreccional), libros sobre el tema, el Boletín Revolución en formato electrónico, la revista Cinco Palmas (en su tercera edición y que tendrá a partir del presente año una frecuencia anual), y la alternativa de nuevos productos virtuales como el Sitio Histórico de Birán, el Museo Casa Natal de Celia Sánchez en Media Luna y La epopeya del Granma.
En la actualidad, la Oficina se encuentra en una etapa de reordenamiento del trabajo. Se trata de un proyecto de reingeniería institucional mediante el cual se rediseñan los procesos principales de la organización del archivo. Como resultado de ello se comenzó el procesamiento de los fondos por la norma internacional ISAD- (G) por medio de la cual se van restaurando, microfilmando y digitalizando progresivamente.
“En este sentido ya se encuentran completamente concluidos los fondos documentales de Celia, Fidel, Raúl y el Che Guevara. La materialización de este proyecto es una de las tareas más importantes que actualmente ejecuta la Oficina, junto con las investigaciones y la edición de libros”, apuntó el doctor Suárez.
“Para nosotros, los trabajadores de hoy, significa un privilegio excepcional pertenecer a este lugar. Nos mueve el compromiso con los héroes eternos de la gesta libertadora y principalmente con Celia, quien desde el primer momento fue y continúa siendo la orientadora principal de nuestro trabajo”, concluyó.
A 50 años de la fundación de La Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, los objetivos persiguen la misma trayectoria que propuso su fundadora, la de recuperar y salvaguardar “hasta el último papelito”[1].
[1] En la carta de Celia a Camilo fechada el 16 de marzo de 1959.
Por Amaya Saborit Alfonso / Granma Internacional