Es una constante en cualquier medio y soporte informativo, nacional o extranjero, las pifias que afean contenidos, molestan al conocedor o incluso provocan el rechazo del destinatario del mensaje. El “errar de humano es”, latinajo que llevo al castellano, no justifica la aparición reiterada de imprecisiones o incluso disparates que “pululan” en nuestro entorno.
A veces ponemos acríticamente en boca de un entrevistado –o dejamos que se pronuncie en cámara- dislates provocados por errores de memoria, lo que podría haberse evitado si el periodista se hubiera documentado mejor para formular una interrogante inteligente o, conociendo el asunto, se hubiera resuelto en edición.
Pero peor sucede, como acabo de presencia en el Noticiero del Mediodía de la televisión cubana, cuando el lapsus es del periodista que, en este caso, reseñaba la entrega a trabajadores de un sindicato del alto galardón que lleva el nombre de un mártir del Asalto al Cuartel Moncada.
Porque esa “equivocación cometida por descuido», de llamarle a la Distinción Elpidio Sosa, “Elpidio Valdés Sosa”, movería a risa por la confusión creada con un personaje de ficción si no fuera tan sensible al valor que tiene para los cubanos su historia y sus héroes.
Y la pregunta viene desde la primera línea de esta breve nota: para algo están los editores, jefes de turno, responsables de la edición o como quiera que se llamen los encargados de supervisar y dar el visto bueno a los materiales a publicar.
El NTV no es un blog o bitácora personal en el que la responsabilidad única y total es de quien lo tiene. ¿En quien recaerá la emisión de semejante confusión?
