Como todos saben el abuso de la palabra cosa es un vicio de dicción que contribuye a la monotonía y evidencia una gran pobreza de vocabulario.
Para que se comprenda la magnitud del cosismo, me permito citar algunos de los múltiples ejemplos que ofrece el prestigioso estudioso de estos problemas lingüísticos, el español Martín Vivaldi, los cuales evidencian que el vocablo cosa es usado prácticamente en sustitución de cualquier otro sustantivo:
Esto es cosa suya (asunto, preocupación, interés)
El altruismo es cosa rara (virtud, cualidad, conducta)
Dígame una cosa: (esto: lo siguiente:)
Hace muchas cosas bellas (labores, obras, objetos)
¡Son cosas de la vida! (sucesos, aconteceres, hechos)
Administra la cosa pública (intereses, asuntos)
Trajeron cosas para comer (comestibles, alimentos)
Le creció una cosa dura (callo, quiste, verruga)
Traiga las cosas para escribir (útiles)
La cosa es acertar (lo difícil)
Parece cosa del diablo (obra, acción, concepción)
Contaba cosas del pasado (hechos, sucesos, acontecimientos)
Su agravio es una cosa indigna (actitud, conducta, actuación)
Ignoraba las cosas de la lección (contenido, tema, asunto)
Se interpuso una cosa en el camino (obstáculo)
El cuadro era una cosa hermosa (obra, producción, exponente)
Tengo una cosa rara en el estómago (sensación)
Llevará sus cosas a la estación (equipaje, valijas)
Las cosas pedidas llegaron al expendio (mercancías)
Una cosa lo acongojaba (emoción, pena, pesar)
¡Qué cosa linda es esa niña! (criatura)
Hizo cosas malas en su vida (acciones)
Dios tiene cosas que no comprendemos (razones, motivos)
Citaba cosas de la Biblia (pasajes, capítulos, frases)
Ahí están las cosas que redacté (escritos, cartas, notas)
Recuerda las cosas que le dijo (palabras)
Tiene muchas cosas para ponerse (vestidos, trajes)
Sufrió una cosa tras otra (inconveniente, dificultad, fracaso)
La cosa no está en exponer el problema (solución)…
Abrumador, ¿verdad? Y estos son solo unos cuantos ejemplos, ¡cuántos otros podrían citarse! Por tanto, resulta evidente que no debemos abusar del término cosa, lo que en buen español, quiere decir que debemos usar en cada caso la palabra precisa dentro de las muchas que ofrece nuestro riquísimo idioma. Aunque ¡claro!, eso no quiere decir que eliminemos este vocablo ni de nuestro uso ni del diccionario.
Se considera justificable su empleo cuando quiere mostrarse naturalidad, cotidianidad. En este sentido, les cito dos magníficos ejemplos de la utilización de cosa: ¿Recuerdan aquella preciosa canción de Serrat titulada “Aquellas pequeñas cosas”? ¿Y aquella otra de nuestro Pablo que en algunos de sus versos dice: “[…] Yo me quedo/ con todas esas cosas,/ tan simples, tan hermosas […]”. ¡Pura poesía!
Entonces reitero: el cosismo es el abuso de la palabra cosa y es un vicio que contribuye a la monotonía; pero, a la vez, el uso excepcional de esta palabra puede hacer más cercano, más íntimo el objeto aludido.
Nada, que en español, 2 + 2 no siempre es 4.