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Stella Calloni: periodismo y militancia

El caudal de conocimiento que la periodista y escritora argentina Stella Calloni expresa en sus conversaciones resulta difícil de resumir, pero vale la pena mostrar sus inquietudes e ideales.

Granma Internacional visitó su apartamento en Buenos Aires y entre las réplicas de cuadros del pintor cubano René Portocarrero, artesanías, libros y objetos alegóricos a países latinoamericanos transcurrió la entrevista.

La lucidez para exponer los hechos reales de la historia continental emociona, algo que marca igualmente su impronta en las luchas sociales, y su permanente actividad para contribuir a la unidad de las fuerzas políticas.

La autora de los poemarios Los Subredes (1975); Cartas a Leroy Jones (1983), Poemas de Trashumante (1998), y del libro de cuentos El hombre que fue Yacaré (1998), confiesa amar a Cuba desde el mismo momento en que conoció las victorias del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra y como tantos jóvenes quiso trabajar por la defensa del proceso social iniciado en la Isla caribeña.

Cuando se abrió la primera embajada cubana en Buenos Aires, la capital argentina, después del triunfo de la Revolución en la Mayor de las Antillas, trabajó un tiempo en la recepción asistiendo a quienes llegaban buscando información.

Recuerda un pedido especial de libros: “Acá hubo una editorial dirigida por Arturo Peña Lillo, considerada como el Editor de la Patria, porque produjo muchos textos acerca de la historia nacional contada por autores populares, una especie de voz del pueblo. Me refiero a intelectuales con un pensamiento consecuente hacia el nacionalismo serio y desafiante a lo contado por las clases en el poder que ocultaron sucesos como la Revolución de Mayo de 1810. Resulta que el Comandante Ernesto, Che, Guevara pidió la mayor cantidad de libros vinculados a ese tema y le enviamos varios textos producidos por esa casa editora”, destaca la intelectual argentina.

Esa labor la relaciona con la madre del Che, Celia de la Serna, y de ahí surgió una gran amistad entre ellas. Relata la escritora su admiración por la austeridad en que vivía, su cultura, su fuerza y honestidad humana. Conoció especialmente al más joven de los hermanos, Juan Martín Guevara, quien convivía con su madre en aquel entonces.

Celia la ayudó en momentos difíciles y hasta cuidó de la hija mayor de Stella, al tener que cumplir con las obligaciones laborales.

“Nos hicimos muy amigas, -relata- ella me adoptó como a una hija. También me relacioné con Roberto, otro de los hermanos del Che y abogado del sector de la Marina. El militó en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y fue llamado a Bolivia en octubre de 1967, para reconocer el cadáver del Che, cuando lo asesinaron”.

Por ese vínculo con la familia Guevara de la Serna, en el año 1960, su apartamento en Buenos Aires resultó allanado por tres desconocidos.

“Destruyeron un montón de mis poemas más antiguos y uno tomó como libro acusador el de un escritor argentino referido al general José de San Martín porque en el título llevaba las palabras América Latina. Yo les advertí sobre ese patriota independentista y les expliqué en breves palabras su labor en la historia de nuestro país. Pedí que me dejaran pasar al baño, llevé la cartera y del bolsillito delantero saqué el carné, que me identificaba como militante del Partido Comunista y lo coloqué dentro de la rejilla, en el caño que va hasta la bañadera”.

Su labor en apoyo a Cuba se incrementó en los años sucesivos y participó en la conformación de los grupos solidarios en las décadas de los años 70 y 80 del pasado siglo. Rememoró que en esos tiempos prohibían tomar aviones directo hasta La Habana y debían viajar a varios países hasta alcanzar el destino final.

Conoció al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en los años 80 cuando trabajaba con la Revolución Sandinista de Nicaragua, y el primer diálogo entre ambos ocurrió en un viaje desde Managua hacia Corea del Norte, con una delegación encabezada por el comandante nicaragüense Tomás Borge, Ministro del Interior.

El grupo hizo una breve estancia en La Habana, momento aprovechado por Fidel para dialogar con ellos. Con anterioridad, Stella lo volvió a ver cuando visitó el país centroamericano, y ella se desempeñaba como corresponsal en la prensa sandinista de los años 80.

Otro encuentro ocurrió cuando el líder cubano se reunió con los delegados del evento internacional sobre la deuda externa de América Latina y el Caribe, efectuado el 3 de agosto de 1985 en la capital cubana.

En 1986 Stella Calloni recibió el Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí y en la recepción ofrecida a varios intelectuales participantes de la actividad, Fidel inició una charla informal con ella y la colombiana Nora Parra. Hablaron de variados temas. La escritora argentina lo convida a platicar de asuntos más personales.

Y destaca: “…le pregunté por sus sueños al dormir. Me confesó que soñaba frecuentemente con la etapa vivida en la Sierra Maestra, principalmente con la niebla de las montañas. Luego quise saber por sus pesadillas y me respondió que soñaba estar disfrutando un tabaco y eso lo hacía sentir como si engañara al pueblo cubano, porque él mismo trató de ser ejemplo al dejar de fumar para ayudar a la eliminación de ese hábito por las enfermedades que causaba”.

También le manifestó cómo sintió la ausencia del Che, elogió el sentido de la honestidad de ese revolucionario y su apego a decir la verdad. “Fidel sufrió mucho la pérdida física de su compañero de lucha. Ellos pensaron construir un socialismo distinto, algo nuevo, basado en la escuela martiana y la experiencia teórica de los pensadores progresistas del mundo”, advirtió la autora del libro Operación Cóndor, una investigación y denuncia de los atroces crímenes cometidos por las dictaduras militares latinoamericanas, que fueron apadrinadas por Estados Unidos.

De los temas recurrentes en las conversaciones con Fidel, Stella señala primordialmente los intercambios de opiniones sobre la situación en América Latina desde una mirada del pueblo.

“Recuerdo que le conté sobre un personaje real de México, nombrado Superbarrio. Se trataba del abogado Marco Rascón Córdova, al que se le ocurrió vestirse de Superman, pero bajo el nombre de superbarrio para presentarse durante los desalojos de viviendas. A él le avisaban por medio de señales lumínicas y cohetes improvisados. Se llegaba rodeado de reporteros y detenía los desalojos de familias muy pobres. Luego fundó una organización de lucha por la vivienda llamada Asamblea de Barrios, cuyo éxito lo ha convertido en un símbolo emblemático del movimiento urbano-popular de ese país”.

Otro momento importante de una larga plática con Fidel ocurrió en el 2008, cuando el líder cubano se encontraba convaleciente y en ese diálogo se destacó la fuerte lucha de las mujeres. Mencionaron a las dirigentes comunistas Fanny Edelman, de Argentina, y a Gladys Marín, de Chile.

Recordaron a Celia, la madre del Che, y quiso saber cómo era esta mujer tan amada por su hijo, sorprendiéndose de las semejanzas entre ellos en las actitudes de imponer disciplina, austeridad, voluntad férrea y honestidad. Se lamentó de no haber podido estar más tiempo con Celia, cuyo rostro y mirada lo impactó cuando la conoció.

Stella se emociona al referirse al gran aprendizaje recibido de las conversaciones con Fidel y lo valora como un marxista latinoamericano que en sus palabras más íntimas y en sus discursos públicos abría las puertas para entender el mundo. “Con sus análisis te mostraba el camino a elegir”, manifesta.

Una de las principales tareas de Stella Calloni ha sido levantar la voz de los pueblos ante las campañas mediáticas tergiversadoras de sus respectivas realidades nacionales, por eso fundó en octubre de 2010 el grupo Club Argentino de Periodistas Amigos de Cuba (APAC), conformado por comunicadores y estudiantes de carreras afines, para difundir información de la realidad cubana.

Ahora integran el Frente de Comunicadores por la Libre Expresión de los Pueblos, como una resistencia contra la desinformación y la guerra mediática del poder hegemónico, un movimiento unido para defender también los procesos sociales en Venezuela, Bolivia, Ecuador y solidarizarse con Honduras, Paraguay, Brasil y Argentina.

Igualmente divulgan el pensamiento del desaparecido líder venezolano Hugo Chávez Frías, en su fuerza y coraje, como motor impulsor de los cambios en estos tiempos en Nuestra América.

Para ella la Revolución cubana perdura y continuará existiendo, porque tiene una dirigencia revolucionaria coherente. Su esencia radica en la masificación de la cultura dentro del pueblo y lograr la consolidación de la identidad nacional para combatir a su principal enemigo, el imperialismo norteamericano, y brindar solidaridad a cualquier país del mundo.

Al respecto señala: “América Latina sufrió un duro colonialismo y necesitamos salir de él definitivamente. Hasta hoy la independencia solo la ha logrado Cuba, pero de cualquier manera nuestra lucha de resistencia permanece latente en el tiempo. Esa resistencia latinoamericana es la actual forma de lucha de clases”.

En el prólogo del libro Stella Calloni íntima. Una cronista de la historia, Fidel Castro la caracterizó: “Stella es, inobjetablemente, una reconocida especialista de la comunicación; desentraña los objetivos de la guerra mediática como parte de la contrainsurgencia, la invasión silenciosa y la desinformación convertida en arma de guerra. Su testimonio es magisterio incuestionable para los entendidos y estudiantes de esta materia”.

Tomado del Portal de la Radio Cubana

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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