En los primeros años del triunfo de la Revolución, los grupos contrarrevolucionarios se empecinaban en atacar a los indefensos pescadores cubanos mientras realizaban sus faenas de pesca en aguas internacionales hundiendo sus barcos, secuestrándolos, abandonándolos en cayos solitarios o asesinándolos. También los guardacostas estadounidenses arrestaban arbitraria e ilegalmente a nuestros pescadores acusándolos de pescar en aguas territoriales norteamericanas cuando en realidad eran apresados muy lejos de ellas y esposados y encadenados conducidos a los tribunales floridanos donde los jueces les imponían severas sanciones de cárcel y multas.
Una de estas groseras agresiones ocurrió el 26 de mayo de 1971 en las aguas internacionales del Golfo de México a 35 millas al oeste de Dry Tortuga. En este lugar los marinos del guardacostas norteamericano Gleadfort no. 623 apresaron a ocho jóvenes pescadores – cuatro instructores y cuatro aprendices de la Columna Juvenil del Mar – ocupando las cuatro lanchas auxiliares en las que realizaban sus faenas de calar y levantar el palangre de los pesqueros Lambda 110 y Lambda 107 que se encontraban a unos 350 metros de distancia.
No importaron las protestas, ni las evidencias de que estaban muy afuera de sus aguas territoriales, los ocho fueron esposados y presentados en la corte miamense. El 31 de mayo los aprendices Jesús Font, Eduardo Martínez, Lino Matos y Santiago García fueron devueltos a Cuba, pero los instructores de pesca Pedro Enrique Sánchez Prieto de 23 años, Gilberto del Sol Rodríguez, de 21 años, Gustavo Céspedes Cabrales de 19 y Jorge Peña Atocha de 17 los juzgaron el 9 de junio y los condenaron a cada uno de ellos a 6 meses de prisión y 10 mil dólares de multa. Si con estas injustas sanciones pretendieron intimidar a los pescadores cubanos ocurrió todo lo contrario.
Al día siguiente, en las mismas aguas donde fueron apresados nuestros marinos, se reunieron los barcos de La Flota Pesquera del Golfo. Unos 300 pescadores cubanos, entre ellos los cuatro aprendices que se incorporaron de nuevo , a bordo de 18 embarcaciones pesqueras y más de 100 lanchas echaron anclas frente al Lambda 110 que había convertido el techo de su puente de mando en la tribuna de la original asamblea. A las 11 de la mañana, aquellos hombres emocionados entonaron a viva voz el himno nacional escuchándose alto y fuerte a través de los megáfonos instalados en los barcos y trasmitido por los equipos de radiofonía en la banda de 2,6 megaciclos para que las naves cubanas de todo el mundo pudieran escuchar la valiente protesta.
A menos de dos millas de allí merodeaba la silueta gris de un guardacostas yanqui, pero a nadie le preocupó, dos pescadores izaron en lo alto del mástil de la proa del Sondero 30, para que la vieran bien, a la gloriosa bandera cubana y un enorme cartel con la consigna de “Comandante en Jefe ¡ordene!” En aquella asamblea los pescadores, los jóvenes de la Columna del Mar y los patrones, alguno de los cuales, habían sufrido también prisión por idénticas y falsas acusaciones, condenaron enérgicamente las agresiones, exigieron la inmediata libertad de sus compañeros presos en las cárceles de Miami y el derecho de Cuba a pescar en aguas internacionales.
Fidel, orgulloso de nuestros pescadores, dijo: “se reúnen en alta mar sin miedo alguno, y allí defienden sus derechos, exponen su protesta y su solidaridad con los compañeros presos. Nosotros podríamos decir que la primera trinchera en defensa de la patria es precisamente esa trinchera moral, ¡esa trinchera moral!”
Mientras, los trabajadores cubanos de todas las esferas y el pueblo en general organizaron mítines, movilizaciones y asambleas en apoyo solidario de sus hermanos pescadores.
El 6 de julio el tribunal federal del distrito de Miami derogó la pena de prisión impuesta por la corte.
El 7 de julio de 1971 Fidel y el pueblo cubano recibieron con admiración, cariño y respeto a los cuatro pescadores recién liberados en el puerto de La Habana. El Comandante en Jefe finalizó su discurso “¡Nuestro pueblo con su solidaridad, con su unidad, con su decisión de hacer lo que fuera necesario, conquistó su libertad!” y añadió es “una prueba más de cómo los revolucionarios tienen patria, de cómo los revolucionarios tienen pueblo, de cómo los revolucionarios no están ni estarán jamás solos”.
Los cuatro pescadores se incorporaron a sus labores y junto a sus compañeros y continuaron pescando en las aguas internacionales pese al hostigamiento, las amenazas y el bloqueo.
Esta Asamblea de pescadores, la única en la historia de la pesca efectuada en el mar y la más cercana a los Estados Unidos, será recordada siempre como “la Protesta del Golfo”.
Fuentes:
- Discurso de Fidel en el recibimiento a los cuatro pescadores cubanos injustamente sancionados por el gobierno de Estados Unidos, en el puerto de la habana, el 7 de julio de 1971.
- Periódico Granma 12 de junio de 1971. Páginas primera, dos y última.
- Vivencias y fotografías del autor