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Suplemento cultural yumurino, un debate en torno a la “Atenas de Cuba”

Matanzas, la llamada Atenas de Cuba, debe mantener y cultivar ese calificativo en el tiempo

Al inaugurarse la sala de conciertos José White, de la ciudad de Matanzas, en el 2016, tuve la oportunidad de entrevistar al prestigioso pianista Frank Fernández, quien estuvo en la apertura de este vital espacio para el ambiente y mito cultural nacido entre los yumurinos siglos atrás.

En algún momento, Frank muy cercano a la historia y esencias de los matanceros, concluyó que ya la urbe de ríos y puentes solo contaba con su historial, el de la “Atenas de Cuba“, porque ya hoy la realidad era diversa y marcada por un nuevo contexto. Recuerdo que dije que no, que Matanzas, mi Matanzas… aún no estaba agotada y que sus esencias se mantenían a flote desde el hacer colectivo e individual de muchos hacedores.

Ahora, en medio de otro debate en pos de lo que fue y debe ser la Matanzas de entre-ríos, me llega el sobrepeso de la sentencia del pianista.

De vez en vez, en mi redacción periodística, surgen informales polémicas, !Bienvenidas polémicas! que demuestran la avidez de los jóvenes y no tan jóvenes por acercarse y circundar lo matancero. Hablábamos de la imperiosa necesidad de recuperar el suplemento cultural de la ciudad, espacio geográfico cubano entendido por nuestro Fidel durante una de sus visitas, como un “pueblo laborioso, revolucionario y culto”.

En el siglo XIX la urbe yumurina, situada tan solo a kilómetros de La Habana, consolidada por el impacto de la industria azucarera y en medio de un extraordinario auge económico, resultó proclamada como la “Atenas de Cuba” por el ambiente poético e intelectual que se respiraba en sus salones.

Desde entonces, Matanzas se distinguió como una de las plazas culturales más representativas del país. A partir de los años 70 del último siglo, los de acá, contaron con el suplemento cultural El Yumurí, el primero de su tipo en la provincia, quizás por las pertenencias propias del terruño, que desde la “comunicación periodística” de escribir para un público amplio y con un lenguaje llano e interesante, sumó a periodistas, escritores, poetas…auspiciado además por un medio de prensa y pensado en su mayoría por profesionales del sector.

Con la llegada de los noventa, la crisis del papel y las medidas tomadas para paliar el recrudecimiento del Bloqueo y sus efectos sobre la prensa cubana, El Yumurí dejó de existir y desde entonces Matanzas ciudad carece de un espacio de publicación desde el Periodismo y hacia el universo cultural con las muy marcadas carencias que ello trae para el arte, sus hacedores y público general.

Y es aterrador observar, cómo después de cierta recuperación en el sector, otras provincias rescatan sus proyectos editoriales o emergen otros nuevos, mientras la Atenas continúa su letargo que, por momentos, se animan o surgen esperanzas. Pero la realidad es insoslayable, Matanzas continúa sin su suplemento cultural y lo peor, al parecer, resulta un asunto que solo inquieta a unos pocos.

El hecho de carecer de este espacio para informar a tiempo, comentar un hecho o referenciarlo y mostrar lo singular de la vida y obra de nuestros artistas, ha minimizado nuestro periodismo cultural impreso y más. Hoy, por ejemplo, casi no existen en nuestra prensa géneros mayores como la crítica, la reseña, el comentario, la entrevista informativa con ganas o el ensayo periodístico.

Sucede algo ya muy familiar para el Oficio en nuestros días, terminan escribiendo los propios artistas con o sin las herramientas para hacerlo, interesados además en polemizar la realidad como extensión del arte mismo… Mientras los hacedores de la palabra, o mejor los conocedores de ese engranaje ya cada vez más complejo de la comunicación, se cruzan de brazos ante la conformidad y la comodidad del poco espacio y la justificaciones.

Pero de estos males aún hay peores, como aquellos que afectan el alcance e impacto de la promoción de la programación cultural del entorno citadino.

Recientemente, investigué sobre dos universos hermanados, “cultura” y “turismo” en el segundo destino más visitado en el país, Varadero. Es evidente que allí duerme un potencial número de espectadores para la vida cultural matancera pues, como me dijo  entonces el Director de Cultura en la provincia, Carlos Torrent, hay atractivos espirituales únicos que a nuestros artistas les resulta imposible llevar a la península.

Tras los pasos de por qué Matanzas ciudad desaprovecha su cercanía con la playa azul para beneficio de sus eventos y otros, descubrí varios puntos…

El primero, que la percepción del ambiente cultural yumurino, dígase consecutividad o estabilidad varía, y ello afecta su imagen. Y segundo, el ¿sistema? de promoción de cada una de las instituciones de importancia en el perímetro del centro histórico urbano carece de conectividad y por ende de alcance a los propios medios de comunicación.

Dos aspectos a minimizar de existir la presencia de un suplemento atemperizado al periodismo de hoy, de retroalimentación en las redes sociales y sin olvidar su versión impresa, porque aunque la Isla apuesta por la informatización, es muy posible que los públicos más certeros de nuestra Matanzas cultural carezcan de ciberalfabetización.

En la Atenas de Cuba existen proyectos editoriales vinculados de alguna manera con su universo creativo, pero casi todos eluden los modos de la “comunicación periodística” porque, evidentemente, otros son sus hacedores y otros, sus fines:

Hablando con todos, un tabloide de tirada irregular, pensado en Matanzas pero hecho desde fuera de sus límites, desfasado la mayor parte del tiempo y con ausencias notables de temas prioritarios para los yumurinos.

La revista Matanzas, producto de alto vuelo poético, referencial e investigativo, destinada a un grupo muy específico de lectores. La Nueva Aurora, de la recién creada Oficina del Conservador, con el propósito de mostrar sus proyectos y valores de la ciudad, asisten a ella arquitectos, ingenieros y más especialidades vinculados al Patrimonio.

Matanceros, ya en su edición número ocho y como producto del Departamento de Relaciones Internacionales de la Asamblea Provincial del Poder Popular, muestra a la provincia desde la reseña y miradas de investigadores, perdiendo en más de una ocasión su público meta, los yumurinos o los no yumurinos.

En fin, Matanzas continúa sin su suplemento cultural a tenor de los códigos que, desde la comunicación, dan cabida a un grupo amplio de lectores…un suplemento cultural que abra nuevos caminos al Periodismo y a los periodistas.

En la última Asamblea provincial de la Unión de Periodistas, resultó uno de los temas apuntados, a propósito de conocerse la buena nueva que Santiago de Cuba sacaba el suyo, El Cultural. Acá el debate ya no fue informal, pero otra vez cayó al saco del entusiasmo y los irrealizables.

El periódico Girón quien auspiciaba el otrora yumurino ni siquiera tiene que responsabilizarse con su sueño, una oportunidad que, en mi opinión, en medio de prioridades y responsabilidades editoriales de importancia han dejado pasar.

Hoy, el tema del suplemento yumurino, su existencia o no, tiene varios nombres en cuanto a rectores conceptuales de su sueño y hacedores reales con los fondos posibles o a gestionar.

Entre ellos, apuntamos la Dirección provincial de Cultura, la más beneficiada quien hoy posee en formato web una página que cada vez es más meritorio su trabajo desde sus contenidos, organización de estos y diseño…pero otra vez en el ciberespacio.  Atenas, porque así se rotula su cintillo identificatorio, encuentra seguidores entre los artistas, quizás su público meta, pero los verdaderos artífices de la Matanzas culta, su pueblo anhela otro espacio más terrenal.

Junto a la Dirección de Cultura, debería estar en las prioridades de trabajo de la Unión de Escritores y Artistas y, no menos lejos, de los periodistas para que entre todos deje de ser un asunto de interés de unos pocos.

Estoy en desacuerdo con quienes lo ven como un imposible desde la economía. Sostengo la idea que este serviría como enlace entre los términos “cultura” “turismo”, y tenerlo de vuelta implica !gestión y deseo!

Para finalizar, solo puedo acotar que los mitos como el de la Atenas de Cuba, tienen que ser cultivados y no detenidos en el tiempo. No podemos, no debemos vivir del pasado, lo que fue trae compromisos en el presente y futuro inmediato. Evidentemente hay que sustentarlos, fue quizás, lo que quiso explicar el pianista Frank Fernández.

Por  Jenny Hernández. Periodista de TV Yumurí

 

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

One thought on “Suplemento cultural yumurino, un debate en torno a la “Atenas de Cuba”

  1. Muy buen comentario. Lo importante ahora son los oídos, primero, el cerebro después y por último las manos. Esas en Matanzas casi siempre tienen una inercia peligrosa.

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