Un incidente en el torneo provincial de Medios Nacionales, organizado por la Liga de Sóftbol de la Prensa, celebrado el pasado sábado, generó el fin de semana un violento ataque contra un periodista desde un perfil personal de Facebook. A propósito comenta el Presidente de la Comisión Nacional de Ética de la UPEC, Luis Sexto:
Las nuevas tecnologías de la comunicación siguen planteando una disyuntiva ética al periodismo en Cuba: O gobernamos a máquinas y lenguajes, o las máquinas gobernarán nuestro lenguaje, incluso nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, desplazando la cultura y la sensibilidad desde sus principios básicos de convivencia hacia la violación de reglas fundamentales de comportamiento. Reitero lo que en otros momentos hemos discutido ante la sensación de impunidad con que algunos miembros de nuestro sector emplean las redes sociales.
Acudiendo a un símil conscientemente exagerado, parece que este o aquel nos apropiamos de las tecnologías avanzadas con el mismo ánimo prepotente de quienes, siglos atrás, empleaban la pólvora frente al arco y la flecha: seguros de la propia superioridad y carentes de escrúpulos morales. Cuanto he dicho hasta aquí resulta a propósito de una denuncia recibida, hace tres días, en la Comisión Nacional de Ética. El periodista remitente había sido víctima de insultos que portaban una sutil amenaza de agresión. El mensaje apareció en Facebook. La lectura nos cortó el oxígeno con el olor a cólera, a irrespeto, incluso sentimos algún tufo de estolidez.
Después de leer la reclamación, me correspondió decirle al colega agraviado que no procedía abrir un proceso, porque el ofensor no era miembro de la UPEC. Y nuestra Comisión, basada en un código de ética y su reglamento, juzga actos de profesionales pertenecientes a nuestra organización. Además, esa figura de amenaza de agresión no aparece entre los artículos de nuestro código. Quizás, hace cinco años, todavía no preveíamos el desquiciamiento de algunas conductas ante el “juguete nuevo”. Desde luego, hemos de proponer la nueva y repudiable figura al plenario del venidero congreso de la UPEC, aunque una amenaza violenta merece más la intervención penal que la de un código deontológico.
Ante estas inconsecuencias, tendremos que preguntarnos si nuestra formación ética es profunda o si sólo roza la conciencia, o si para algunos el periodismo significa una carrera sin esencias transformadoras. Si fuera lo último, nuestra actitud soslayaría que la prensa ha de acompañar a nuestra historia y a sus protagonistas de excepción –Martí, Fidel- en la “rectoría moral”, de nuestro pueblo.
Tengámoslo presente. Las conductas injustas, indisciplinadas, sin generosidad, ni forma, no deben modificar, ni empañar nuestra condición profesional. El dominio de la forma, que nos define en esencia como periodistas, también incluye la ética como guía del proceder personal y técnico. Y hemos de honrar nuestra profesión, no sólo con nuestra obra, en cualquier medio o lenguaje; honrarla, sobre todo, siendo, según el sintagma ético martiano, “evangelios vivos”, esto es, dignos en lo moral y lo intelectual de la faena informativa y formadora que la sociedad necesita y nos reconoce.
Sin embargo, necesitamos ubicar esos principios en el centro de nuestra práctica. ¿Podríamos afirmar que un número imprecisable de nosotros hemos elegido erróneamente nuestra profesión? ¿O la hemos escogido sin sentir los avisos de una vocación consciente, tan consciente que si no la conseguimos nuestra vida no se justificaría? ¿O sintiéndola hemos abandonado las exigencias éticas y culturales de nuestra misión?
El periodismo incluye, sobre todo, una actitud de servicio, aunque afronte hoy limitaciones de diversos síntomas e influencias. Espantemos, si alguna vez la hemos evocado, espantemos la imagen romántica del periodista espadachín, batido a pistolas, aficionado irreparable al ajenjo. Tal vez, estemos dispuestos a pelear contra lo injusto, contra la mentira, contra lo antisocial, pero a base de talento y de honra. Desde luego, no estoy abogando por una abstención ridícula o una delicadeza tonta. Nos hace falta pasión para convencer, vocación y coraje para cruzar ríos crecidos y llegar hasta la noticia o el héroe anónimo… Pero no urgimos de “la guapería digital”. Urgimos del talento y la habilidad para polemizar o defender principios sobre carbones encendidos sin soltar un insulto o una amenaza. ¿Quién sostiene, apoyado en la cordura, que el insulto y la amenaza componen argumentos? Más bien, indican el descrédito de quien apenas podría presentarse como periodista.
Excúsenme si he sido un tanto didascálico. Tal vez me corresponde hacerles recordar a mis colegas que sólo ganaremos respeto, todo el respeto del pueblo, cuando la ética del periodismo sea en cada uno de nosotros una evidencia cotidiana, asumida como opción libre y a la vez necesaria para la defensa de los principios nacionales de justicia, equidad e independencia; para regirnos por el respeto a nuestros colegas, y para enaltecer la honradez en el tratamiento informativo de la realidad. Hemos de juzgar a la ética sobre todo, como un valor permanente sin el cual no podríamos conceptualizar el cambio de lenguajes y de medios, de modo que Internet y sus ventajas sirvan para acercarnos más entre nosotros y al universo innumerable de internautas.
La web, digámoslo otra vez, no es un potrero de miuras coléricos. Tampoco una llanura polar, fría como la ignorancia y el desamor.
A continuación la declaración de la Liga Nacional de Softbol de la Prensa:
Una Liga de logros, alegrías y retos
La Liga Nacional de Softbol de la Prensa y los organizadores del Torneo Provincial de Medios Nacionales rechazan en todo término las recientes valoraciones publicadas y compartidas en la red social Facebook, referidas a la elegibilidad de sus participantes y otras cuestiones.
También considera incompatibles las acusaciones e infundios lanzados sobre colegas que cumplen importantes funciones dentro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) y otras organizaciones de legitimado papel en nuestra sociedad.
Reiteramos que el softbol de la prensa es un movimiento que persigue el intercambio, la superación profesional y el disfrute entre los miembros de la organización, y que no puede emplearse bajo ningún concepto para actos hostiles y que falten a la integridad de cualquiera de sus integrantes.
Existen los mecanismos para viabilizar cualquier duda, preocupación o recomendación, de la manera adecuada y en el momento y tono adecuados.
También queremos dejar claro que el Grupo de Periodistas Cubanos en Softbol, de la red social Facebook, es una plataforma para difundir y multiplicar las actividades y logros de nuestra Liga, y no para tolerar actos que se alejen de la ética y los valores de la prensa revolucionaria cubana.
Tales actos, se alejan por mucho del real objetivo de la Liga y de la UPEC.
Nuestro trabajo continuará con la mirada puesta en retos superiores, comprometido con los colegas de la UPEC, y con cero tolerancias hacia la violencia y otras conductas inapropiadas.
Liga Nacional de Softbol de la Prensa