Está más que corroborado, el complejo militar industrial, el Pentágono y los poderosos monopolios y lobbies en Estados Unidos necesitan guerras, como los vampiros sangre, para subsistir, enriquecerse y pretender seguir dominando el mundo.
El “ilustrísimo” presidente Donald Trump, quien habló de distensión, aunque de lo que dice poco se le puede creer, cayó tendido a los pies del establishment que gobierna a la Casa Blanca, el poder real del imperio.
Los recientes ataques a una base militar siria, el lanzamiento de una “bomba madre” en Afganistán, y las amenazas a Corea del Norte y también contra Rusia y Venezuela, demuestran que el multimillonario Trump tranzó ante quienes verdaderamente tienen las riendas de Washington.
Recordemos que, hasta hace muy poco tiempo, el flamante mandatario de Estados Unidos era asediado constantemente por los grandes medios de comunicación de su país, que sin embargo ahora alientan y justifican los planes castrenses supuestamente ideados por el ahora inquilino de la Casa Blanca.
Esa prensa, que casi en su totalidad desprestigió a Trump durante su prolongada y controvertida campaña electoral, y luego lo agredió sin tregua, hoy le tiende la mano o simplemente calla, en complicidad con sus actos, o mejor dicho con quienes reinan en el imperio del Norte.
Los referidos medios de información ya tampoco reportan sobre manifestaciones contra el presidente estadounidense, como lo hicieron previo, durante y poco después de su toma de posesión, mientras el muro en la frontera con México se desploma mediáticamente.
Las guerras son nuevamente el “pan caliente”, como lo fueron para los predecesores de Trump, porque siguen siendo el jugoso negocio que el establishment de Washington considera vital para mantener su dominio internacional.
Los mandatarios de turno de Estados Unidos no se han atrevido a desafiar a la gran industria armamentista, al Pentágono y a los poderosos monopolios petroleros y financieros, que les han impuesto invariablemente, junto a influyentes lobbies como el sionista, sus agendas políticas.
Trump no será la excepción, aunque se haya especulado tanto sobre su conducta, hasta el límite de crearse con intención o no una obra de teatro, en la que su protagonista principal fue denominado de todo, desde “loco” hasta “anti-sistema”.
Calificaciones y puestas en escenas apartes, lo cierto es que el actual ocupante de la Casa Blanca ya emprendió el camino de las guerras que el imperio necesita transitar para subsistir, en medio de un mundo cambiante que clama a gritos por la paz y el multipolarismo.
El peligro de una tercera conflagración internacional con consecuencias nefastas para el planeta tierra y la existencia de la especie humana está otra vez al doblar de la esquina, y lo peor es que quienes apuestan a las armas nucleares, como Estados Unidos, pueden terminar siendo víctimas de ellas.
Fuente: La Radio del Sur