Yo estuve detrás de aquellas rejas, le decía en voz baja y tono discreto, el veterano al joven colega.
No son unas celdas cualesquiera, están en el actual Museo 26 de Julio, antiguo cuartel Moncada. Ese piso de mosaicos blancos y negros sirvió de fondo a terribles imágenes, cuando la barbarie criminal de la soldadesca batistiana se desató contra los jóvenes de la Generación del Centenario, horas después del asalto revolucionario del 26/7/1953. Al final de aquella jornada, cuando el régimen preparó el escenario a su conveniencia, Panchito Cano, el fotógrafo de Bohemia, capturó instantes decisivos que han quedado como testimonio, denuncia y razón de lucha.
De eso hablaban también Yasells y Wilmer, cuando pasaba cerca Yoandry con su cámara y atrapó este otro momento, una fotografía que no es una más del primer día de la visita a Santiago de Cuba de los periodistas laureados este año con los Premios Nacionales de Periodismo José Martí y Juan Gualberto Gómez, que confiere la Upec.
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(extracto del acta del Jurado del Premio Nacional de Periodismo José Martí, por la obra de la vida, 2017)
Abrazado al ideario de Martí, como sus compañeros del bloque estudiantil de su heroica ciudad, este guerrero de la prensa, formador de generaciones, estrenó su periodismo en medio del plomo y de la muerte que rondaba su Santiago natal en época convulsa de desmanes que había que combatir, y él lo hizo.
Sencillo, humilde y callado, ha sido este fundador. Junto a otros jóvenes, creó la revista Taína, que desde su nombre llevaba las raíces más autóctonas de la cubanía y la rebeldía. Esa impronta primigenia la llevó a Verde Olivo, a la escuela de corresponsales de guerra de las FAR, a la escuela de Periodismo de la Universidad de La Habana, y al Instituto Internacional José Martí, instituciones de las que fue director, y a la Unión de Periodistas de Cuba.
Cronista en las epopeyas del pueblo cubano: Lucha contra Bandidos, Girón, la Crisis de Octubre, y otros escenarios, sus escritos son necesarios para conocer la historia de esta Revolución, lo que por sí solo lo convierte en uno de los imprescindibles. Ha conjugado con su periodismo activo, idea y actitud ante la vida.
Su hablar suave no le resta firmeza a este profesional de una lealtad a toda prueba, quien ha hecho prensa en todas las épocas con una obra importantísima que merece el estudio por las nuevas generaciones.
Actualmente, su labor infatigable se traduce en libros enriquecedores del conocimiento de la historia como Alarma de combate y Sencillamente anónimos.
Este guerrero del periodismo que nos convoca al ejercicio comprometido y de alto vuelo es nuestro querido Eduardo Blas Yasells Ferrer.