Santiago de Cuba enamora al visitante. Tanta belleza, tanto amor, tanta historia. A propósito de la jornada por el Día de la Prensa Cubana, un grupo de periodistas de todo el país, integrado por algunos veteranos y otros muy nuevos en la profesión, llegó a la ciudad que nos recibió con una hospitalidad impresionante, con una humildad pocas veces vista, con una grandeza extraordinaria.
Santiago tiene uno de los más singulares entramados culturales de la nación y posee una privilegiada ubicación en las costas del Caribe. La ciudad también ha sido columna de la historia nacional, escenario de trascendentales episodios de las luchas independentistas.
Pero Santiago de Cuba es, ante todo, uno de los principales bastiones de la Revolución de 1959, protagonista de la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Regresar a Santiago engrandece el espíritu de cualquier cubano patriota. Es una ciudad despierta, en constante ajetreo, en permanente creación. Es una villa alegre, renovada, colorida y con luces nocturnas que atrapan al viajero, con una alegría que contagia.
Numerosos espacios culturales y nuevos servicios están a la disposición de los habitantes de esa urbe, que en octubre de 2012 sufrió los estragos de Sandy, uno de los más potentes ciclones que han surcado la Isla.
Con su diversidad y belleza Santiago atrae al transeúnte por sus emblemáticos sitios.
El Santuario de Nuestra Señora de la Virgen de la Caridad del Cobre hace mucho tiempo que dejó de ser exclusivamente de los santiagueros para convertirse en patrimonio de los cubanos.
Y allí está convertido en ciudad escolar, el antiguo Cuartel Moncada que nos recuerda nuestra historia. El Museo abre sus puertas a nacionales y foráneos para mostrar por qué Cuba pasó de ser nación esclava a una Patria libre.
Recorrer Santiago es hurgar en nuestras raíces más genuinas. Es beber de la cultura más autóctona, es fortalecer la esperanza.
Y al final de nuestro recorrido, sellando el compromiso con esta tierra heroica, la visita obligatoria a la piedra pulida de granito colocada en el cementerio de Santa Ifigenia. En el corazón de la roca, hay una hendidura cuadrada donde está la urna resguardada por una placa que lleva grabado una sola palabra: Fidel.
El sitio, delimitado por helechos, palmas y califas moradas de la Sierra Maestra, es una insignia para todo el país. Para mayor simbolismo, el lugar nos recibió con un aguacero inusual en medio de tanta sequía, la primera lluvia de este 2017 en la ciudad de Santiago.
Desde allí Fidel nos convoca a seguir librando nuevos combates, así que siempre regresaremos a la ciudad que enamora por su fuerza y su coraje.
Esta es la ciudad que siempre nos sorprende, aunque como dijo el poeta: “!Es Santiago de Cuba! ¡No os asombréis de nada!”.
Por: Angélica Paredes López
