Sobre los desafíos y retos que suponen para los fotógrafos cubanos captar las esencias de la contemporaneidad de la Mayor de las Antillas y en torno a las tendencias actuales en las que bregan los profesionales y aficionados del lente en la Isla, se debatió este lunes en la Facultad de Comunicación (Fcom) de la Universidad de La Habana.
Organizado por la Cátedra Honorífica Conrado Massaguer, adscrita a Fcom, el coloquio contó como panelista con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2011, Ernesto Fernández; y otras figuras destacadas de la fotografía cubana como René Peña, Rolando Pujols, Néstor Martí y Yander Zamora.
Los participantes concordaron en que sin renunciar al crecimiento profesional autodidacta, es imperioso implementar programas sólidos para la formación académica de los futuros periodistas gráficos o fotógrafos; antinomia de la realidad nacional actual, en la que dichos estudios se encuentran nucleados mediante optativas y asignaturas con pocas horas clases en algunas carreras universitarias y en academias privadas.
Según Pujols, “contar con una adecuada educación visual impartida desde la Academia acortaría los plazos en la formación de los estudiantes en la disciplina”.
“Independientemente que trabajamos con hechos objetivos, nuestro producto es extremadamente subjetivo. Por eso debemos procurarnos un conocimiento lo más integral posible de la historia, de la vida cotidiana; y sin una visión reduccionista, de los aspectos de nuestro país”.
Referente a las bondades de la digitalización y acerca de la salvaguarda de la memoria histórica más mediata, reflexionó: “No existe una entidad que trabaje de forma coherente la preservación y el resguardo de lo más representativo de nuestra fotografía digital. Para ello, además de voluntad, se necesita infraestructura y respaldo económico”.
Otros criterios esbozados fueron el compromiso de los profesionales de la imagen con las estéticas de sus públicos; la mujer como sujeto activo y creador de instantáneas; el aprovechamiento de todos los géneros fotográficos, más allá del gusto personal particular; la selectividad a la hora de “disparar” y aminorar así la obsolescencia programada de los equipos; y de asignatura pendiente, el mercado de fotos cubano.
