Un grupo de trabajadores destacados del sistema de la radio en Sancti Spíritus, en el que predominaba una mezcla de jóvenes y experimentados periodistas, viajó a Santiago de Cuba para rendir homenaje en el cementerio de Santa Ifigenia al Héroe Nacional José Martí y al líder de la Revolución Fidel Castro
A las cuatro de la mañana el cementerio de Santa Ifigenia es un lugar tan tranquilo como lo era antes de que aquí reposaran los restos de Fidel. Esa paz de camposanto cambió durante el homenaje por el aniversario 164 de Martí. Hubo personas de todas partes. También estuvimos allí los radialistas espirituanos.
Comienza el homenaje y el bullicio se esfuma en el respeto y el sentimiento en una especie de perdón a los muertos dueños de tanta felicidad. Y con la solemnidad que le imprimen al momento los botines de los militares proyectados contra el piso, la música entristecedora y la llama eterna a un lado te sobrecoge.
Y más serio y triste es cuando pasas delante del monolito que acuna a Fidel y no te reconforta más que besar una flor y dejarla entre tantas, y te paras en firme unos segundos ante él; unos segundos enajenantes en que te pasan mil imágenes por la cabeza, y cuando las piernas comienzan a temblar, decides irte porque es un lugar para seres humanos firmes; caguairanes.
Luego vas a la tumba de Martí y dejas otra flor y miras la bandera cubana que arropa sus restos. Y caminas. Aquí están también los Maceo y Frank y Josué País, los mártires del 26, los jóvenes de la clandestinidad, Mariana. Allí está la historia de la Patria resguardada en piedra. Y ya en las afueras de Santa Ifigenia, no tienes otro consuelo que mirar a tus espaldas y ver como en astas abonadas con las cenizas de los corajudos, un viento venido de la Sierra Maestra hace ondear sobre las tumbas, la bandera cubana y la del 26 de Julio.
Enramadas y la noche santiaguera
Santiago de Cuba no solo es un monumento a la historia y sus héroes, también lo es al quehacer diario y al desarrollo. Caminar por la calle Enramadas y sus espacios es regalarse opciones de ocio.
La buenas ofertas no solo son bajo el sol quemante, dicen que el santiaguero es trasnochador por naturaleza, por eso, entrada la madrugada, cuando ya castiga el tanto caminar durante el día, es que comienza para ellos la celebración. La calle Garzón acoge cada sábado la tradicional noche santiaguera, lo mejor del comercio y la gastronomía converge junto a propuestas culturales saturadas de cubanía y tradición en un intento logrado por rescatar la identidad y sobresatisfacer las necesidades básicas de los santiagueros.
Centros especializados de la gastronomía y los servicios y mercados agropecuarios permanecen abiertos al público tal como durante el día ofertando variedad de productos en correspondencia con el bolsillo de los de la indómita ciudad.
El responsable, los responsables
El pueblo santiaguero dice que todo lo bueno de Santiago es gracias a Lázaro, o a Expósito, así llaman indistintamente y en tono de confianza y cercanía a Lázaro Expósito Canto, Héroe del Trabajo de la República de Cuba y Primer Secretario del Partido en Santiago de Cuba. Pero él dice que no, “solo por el pueblo que tenemos hemos logrado llegar hasta aquí, por su unidad y su resistencia”, expresó en un diálogo espontáneo.
“Tenemos alta estima por los espirituanos, por como trabajan, por como vienen avanzando. Son para nosotros referencia”, acotó.
También habló del encargo de los santiagueros con el legado de los héroes y mártires: “Asumimos el honor y el compromiso de tener a Fidel y Martí a nombre de todos los cubanos, sobre todo el compromiso de hacer las cosas bien y trabajar duro.”
“Trabajar duro para mí es saber identificar los problemas, enfrentarlos y darle solución. El concepto de unidad de Fidel que defendemos en la provincia de compartir el combate, riesgos y sacrificios es aplicable al concepto de Revolución, lo haremos cumplir. Lo firmamos y lo juramos, y los juramentos, son sagrados”, añadió.
El regreso
Santiago queda atrás, desde lo alto la ciudad a media luz amanece apacible y ordenada. Y en el peregrinar por el oriente cubano llegamos al Santuario de El Cobre. La Virgen nos mira a todos, nos bendice.
En el viaje de regreso no se hace más que reflexionar sobre la historia y sobre el presente, sobre lo que significa Santiago para Cuba. Retornamos con el abrazo certero de Martí, Fidel y del resto de hombres y mujeres que día a día energizan los altares sagrados de la Patria.
Javiel Fernández Pérez (estudiante de periodismo)