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“La insatisfacción perenne es capaz de mover montañas”, Ana María Radaelli

Narradora y periodista, esta argentina –cubanizada  hace décadas-, la caracteriza ser dueña de una pluma conmovedora, contenida en infinidad de experiencias (muy humanas), surgidas de gentes y comunidades diversas de nuestra América, a la vez de realizar críticas certeras ante lo mal hecho. Acerca de esta destacada profesional, nuestro agradecimiento por haber hecho de esta Isla, destino en su vida y obra personal.

De izquierda a derecha: Bárbara Doval, Mónica Gómez, Ana María Radaelli y Ana Erra. (Foto: Yoandry Avila Guerra)
De izquierda a derecha: Bárbara Doval, Mónica Gómez, Ana María Radaelli y Ana Erra, durante la presentación de un libro en la Casa de la Prensa. (Foto: Yoandry Avila Guerra)

 La narrativa para usted… ¿Una ventana a la nostalgia, a la insatisfacción, al recuerdo de hechos acontecidos? ¿Un camino al disfrute de lo creativo, de la cotidianeidad, de lo sentimental, de lo íntimo?

Sí… Todo eso que apuntas y mucho más. Querer hurgar en el Baúl de los recuerdos, siempre manoseados, pero, sobre todo, abismarse en el Baúl de los olvidos, ese que se ha querido cerrar con rejas y candados con tal de tapiar la memoria que lastima y quema. Y luego está el Tiempo, que lo rige todo, por más empeño que pongamos en catalogarlo, fragmentarlo, ¡administrarlo!, como si fuera posible hacerle mella…

-En fin, que no hay conflictos, pasiones, desgarros y júbilos que no hayan sido llevados a la literatura, lo que hace a Sartre afirmar: “que no se es escritor por haber elegido decir ciertas cosas, sino por la forma en que se digan”. También Borges, el Excelso, puntualizaba: “Todo está escrito ya, y a la vez, por escribirse, por entonarse de otro modo”.

De su obra narrativa, ¿cuál le satisface más? ¿Por qué?

Una pregunta difícil de contestar. Desde aquel primer cuaderno de cuentos “Temblando de olvido andan los muertos”, dedicado a las Abuelas de Plaza de Mayo, desde aquella primera novela, “A cielo abierto”, escrita en la más terrible orfandad -acababa de perder a mi compañero-, y sumida en la noche del Período Especial, hasta la
última, publicada “Mañana hablamos de ayer”, a mis libros los quiero por igual, porque en cada uno de ellos, con sus diferentes tonos y técnicas narrativas, a través de disímiles personajes, he querido adentrarme, sin melindres, en los meandros oscuros, también luminosos, de la condición humana. 

 ¿Como periodista/escritora, ha explorado en otros géneros?

Si estás de acuerdo, vamos a decir “periodista/narradora”, pues estoy convencida de que el periodista, por definición y derecho, es un escritor. ¿No es acaso la palabra nuestro instrumento de trabajo?

-En periodismo, me gusta la crónica, un género frecuentado por ilustres periodistas-narradores, y narradores-periodistas de sobra conocidos. También la entrevista y el reportaje me han dado grandes satisfacciones. En literatura, solo me he movido entre el cuento y la novela.

¿Observaciones haría a la crítica periodística actual?

¡Qué es prácticamente inexistente! No lo digo yo. En una entrevista reciente, Margarita Mateo, Premio Nacional de Literatura 2016, señalaba que “a pesar de todos los esfuerzos para la promoción de la literatura cubana, no ha habido una estrategia realmente eficaz para difundir lo más valioso de la producción actual”; obras que han alcanzado gran demanda del público, se han agotado con rapidez en las librerías, mientras que, a veces, de manera inexplicable, se han reeditado obras cuyas primeras ediciones aún están a la venta, muy lejos de agotarse. Y alertaba: “Si se suma la escasa presencia de una crítica orientadora, capaz de evaluar la producción literaria en su inmediatez, el panorama se torna algo sombrío”.

-Deploro esa falta de visibilidad que prima a la hora de conocer qué y quiénes escriben… ¿Cuántas veces he planteado que, en general, nuestras editoriales se comportan con mentalidad de bodeguero? Recibo los ejemplares impresos, los despacho a las librerías y bibliotecas de la ciudad, los mando a las provincia y se acabó. A partir de ahí, ese libro ya no tiene nada que ver con la editorial.

-En la prensa, escrita o no, apenas si se anuncia una presentación, tal vez se publique una entrevista… Existen poquísimas y honrosas excepciones, las de periodistas culturales que cumplen de manera intachable con su trabajo de divulgación.

– ¿Mensaje a los jóvenes periodistas/escritores?

A los periodistas-narradores: estudiar, cuidar el idioma, descubrir su extraordinaria riqueza para que las palabras resplandezcan en todo su esplendor, y simultáneamente, leer y seguir leyendo, nutrirse de los valores universales de las letras, con pasión, sin descanso… Sobre todo en Cuba, donde el precio de los libros es mínimo, y donde una red de bibliotecas públicas nos ponen en la mano clásicos indispensables para una formación sólida, con raíces. Esa ausencia de “fondos literarios” es a veces cruelmente visible en una escritura que yo llamaría huérfana.

– Su mayor aspiración profesional… ¿se ha cumplido?

Por supuesto que no, y muy lejos de ser injusta; he podido desarrollarme en el periodismo con sacrificio, pero a mis anchas. La literatura -mi amor primero y de siempre-, también me ha dado muchos momentos de felicidad, pero de ahí a pensar que he alcanzado lo que pretendía, hay un abismo, porque nunca se alcanza. Muchas veces una cree que casi  ha logrado lo que se proponía…, pero no, no es tarea de simples mortales. Creo, además, que la insatisfacción perenne es capaz de mover montañas.

– ¿Cuba en su vida y en su obra…?

Mi Destino Cuba, ahí está en mi libro. Hace ya más de 50 años que uní mi vida a la Revolución Cubana. Les debo todo lo que soy, aquí encontré mi Puerto Esperanza donde anclar anhelos, crecer y hacerme mejor persona. Cómo entonces no sentirme privilegiada de haber compartido, 48 años ya, la suerte de este pueblo increíble que me hizo su hija, de haber vivido mi tiempo, en el tiempo de Fidel, que es todo decir.

¿Ana María escritora, ¿de aquí o de allá?

Temáticamente me muevo entre aquí y allá; allá buscando el mar en la Costanera del Río de la Plata; aquí, la Cruz del Sur en un cielo avaro de estrellas. Como escritora te digo: ni de aquí ni de allá.  En Argentina, no se me conoce, dos o tres presentaciones en una Feria del Libro o en un Centro Cultural, no tienen peso. Y acá, sí se me publica, es cierto; pero, a diferencia de lo ocurrido en el periodismo, como escritora sigo siendo argentina, que también es cierto, pero me veta espacios…”

¿Otra obra por concluir?

Tengo en proceso de edición una antología de cuentos, con varios inéditos, que se titula “Con tu nombre, otros nombres”, tomado del poema de Pablo Neruda a la muerte de Tina Modotti: “Con tu nombre otros nombres callamos y decimos”. Libro que nace a raíz de una entrevista a Julio Cortázar y en la que, muy orondo, afirma que publicar un libro de mil ejemplares es como no publicar. Imagínate mi pesadumbre, es la tirada de nuestros libros… Entonces me dije que todas esas criaturas que había ido pariendo a través de los años, merecían un segundo aliento, también de mil ejemplares… Y acabo de comenzar una novela cuyo título te parecerá, quizá, siniestro: “En el umbral de mi silencio”, pero es así. Volviendo a Neruda, mi “Residencia en la Tierra” se va acabando, ¿no?, aunque para mí, la muerte, será siempre “bajo protesta”.

Por  Astrid Barnet

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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