No se había pactado así, pero la jornada vespertina de este 4 de enero de 2017 devino tarde de remembranzas para quienes laboramos en el órgano de prensa que desde 1979 siguen los espirituanos. Junto a dos de los fundadores del periódico —que cuando salió de la imprenta aquella madrugada, poco antes de las 6:00 a.m., ya tenía más de un año de preparación, incluidas numerosas tiradas en seco—, los integrantes del colectivo vertieron o escucharon emotivas evocaciones.
Al servicio de la información pública y como catalizador de la orientación política de las masas, a la par que receptor de los criterios de sus lectores en el espacio destinado a la correspondencia, Escambray surgió de la concepción de Joaquín Bernal Camero, primer secretario del Partido en la entonces naciente provincia, de que sin un periódico esta no estaría completa.
De viejos hierros traídos de otros territorios del país y en una rotativa de principios del siglo XX, el mecanismo de impresión que estuvo sujeto durante varias décadas al plomo fundido con que se elaboraban los materiales periodísticos fue evolucionando hasta llegar a medios computarizados. Ello permitió crear, en 2000, la versión digital con que se cuenta hoy.
Sin embrago, el denominador común en las casi cuatro décadas de existencia de la publicación ha sido el esfuerzo humano de sus integrantes, incluidos aquellos que ya no están físicamente, que se trasladaron a otros medios o lugares de residencia o que se jubilaron sin dejar de integrar lo que todos consideran una familia.
En voz de Pastor Guzmán, el único de los fundadores en activo dentro del órgano, y de Norma Concepción, quien actualmente labora en el canal Centrovisión y comenzara en Escambray desde su gestación, brotaron recuerdos que hablaban del empeño por ser siempre un medio respetuoso y respetable. Dejó de salir una única vez por inclemencias meteorológicas —se escuchó en el encuentro—, pero la edición correspondiente a esa jornada circuló al día siguiente junto a la que tocaba en aquella fecha.
Del espíritu de unidad y de consagración que percibió a su llegada al medio, como estudiante de Periodismo, habló Juan Antonio Borrego, director por casi 20 años. Y es que no solo encuentros literarios o con la Historia en los horarios nocturnos que marcaban la rutina de las casi impecables revisiones han marcado los años de Escambray, sino además una sed insaciable por complacer los exigentes intereses de la ciudadanía.
Ello ha implicado, recordaba otra de las reporteras, atender sugerencias y poner en el punto de mira asuntos de la más diversa índole que preocupan a quienes han seguido el medio durante décadas. Desde aquellas amplísimas planas del llamado tipo sábana, pasando por las ediciones dos veces a la semana e incluso cada 15 días en los peores momentos del Período Especial, hasta el semanario actual y su versión online han resultado de utilidad para los ciudadanos del campo o la ciudad, que leen, opinan, halagan o cuestionan el quehacer de su periódico para hacerlo mejor.
Por eso reconfortaron las decenas de mensajes de felicitación desde dentro y fuera de la provincia o de la isla. Por eso sonó coincidente escuchar a uno de los fundadores cuando mencionaba la fecha en que tuvo lugar el primer encuentro de quienes se aventuraban, ya desde 1977, en el aprendizaje de disímiles oficios para que Escambray viera la luz: 25 de noviembre.
Por eso, también, se humedecieron las miradas cuando Yumar Castro, jefe del Departamento Ideológico del Comité Provincial del Partido, tras reconocer el papel del colectivo en las misiones que le corresponden y exhortarlo a un periodismo mejor, entregó a su director la foto que muestra al líder histórico de la Revolución cubana con el traje de guerrillero, la misma que presidió los homenajes en cada confín de la isla tras su desaparición física. El retrato, junto al juramento de ser fieles al concepto de Revolución que él esbozara, servirán de acicate para nuevos empeños.
Delia Proenza Fotos Vicente Brito