
“Yo había visto muchas cosas por el mundo, pero sinceramente me sentí sorprendido por la manera unánime con que la población de La Habana hacía suya la Revolución. No era algo totalmente nuevo, puesto que había reportado el acto de Santa Clara. Pero lo de La Habana sobrepasó todos los cálculos. Esa tarde supe que la Revolución de los barbudos era más profunda de lo que cualquiera podía pensar y que sería imposible desmantelarla”. Así lo expresó Bort Glinn, el mundialmente famoso fotógrafo de la agencia Magnun al periodista cubano Pedro de la Hoz. Glinn fue el primer corresponsal extranjero en llegar a Cuba tan pronto huyó Batista y sus fotografías aparecieron en los diarios y revistas de todas las latitudes. Años después estas imágenes fueron publicadas, junto con otras imágenes inéditas, en el libro Cuba 1959.

Arriba a la izquierda: El primero de enero, Fidel anuncia al pueblo de Cuba desde Palma Soriano, a través de Radio Rebelde, la huida de Batista y convoca a una huelga general para impedir el golpe de militar que se fraguaba en La Habana para escamotear el triunfo de la Revolución y ordena a las columnas al mando de Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara, que han rendido a las fuerzas batistianas de Yaguajay y de Santa Clara, avanzar hacia La Habana y tomar las fortalezas de Columbia y la Cabaña. Raúl Castro ocupa el cuartel el Moncada. La imagen de la derecha, también arriba, muestra a Fidel, Raúl y sus compañeros en el balcón del Ayuntamiento poco después de las once de la noche del 1 de enero frente al pueblo que ha ido a ver y escuchar a Fidel. Debajo: Dos momentos de la entrada de Fidel a Santiago aclamado por el pueblo.
Otro colega de la Columbia Broadcasting System, que había reportado las bienvenidas a los generales Eisenhower y Mc Arthur en Nueva York afirmaba: “No he visto nada igual en ninguna parte del mundo”. Y otro más afirmaba que “sólo puede compararse al recibimiento de De Gaulle en París después de la liberación»
Estos corresponsales se referían al desfile militar y popular más grande de la historia de Cuba encabezado por Fidel el 2 de enero de 1959 en Santiago de Cuba. Se le llamó “la Caravana de la Libertad” y recorrió más de mil kilómetros por carreteras, caminos, calles y avenidas de ciudades y pueblos a lo largo de la Isla, terminando una semana después en la Ciudad de La Habana. Durante su andar, Fidel y sus barbudos – así llamaba el pueblo cariñosamente a soldados rebeldes -, sin disparar un tiro, rindieron a miles de casquitos – guardias de la tiranía – fuertemente armados en los cuarteles de Bayamo, Holguín y Camagüey y fueron incorporando a la caravana tanques, cañones y otros armamentos modernos. Como el manejo de estas armas les era desconocido, los rebeldes tuvieron que aprender a usarlos sobre la marcha, rodeados siempre del cariño, la admiración y el respeto de miles de hombres mujeres y niños que a lo largo del camino aguardaban horas y horas para ver al jefe rebelde y sus compañeros de batalla.
No se olvidó Fidel en aquellas jornadas de los heroicos revolucionarios que cayeron combatiendo contra la dictadura y fue al cementerio de Cárdenas a rendir sentido tributo a José Antonio Echeverría ante la tumba que guarda sus restos y también a la Perla del Sur donde reposan los mártires de la sublevación de Cienfuegos.


Durante el recorrido de la Caraana de la Libertad, Fidel se entrevistó con jefes rebeldes y viejos amigos. En la hilera superior se ve al primero de ellos: Camilo quien, después de tomar Columbia la principal plaza militar del país, se trasladó en avión a Bayamo, el sábado 3, para informarle Fidel del cumplimiento de su misión y recibir nuevas instrucciones. Lo mismo hizo el Che en Camagüey el día 5, quien había asumido la jefatura de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Un día antes, el Comandante en Jefe conversó con Herbert Matthews, el primer periodista que lo entrevistó en la Sierra Maestra en febrero de 1957 y dio la noticia al mundo de que Fidel estaba vivo y luchando contra la dictadura. Debajo, al centro, Fidel abraza a su hijo Fidelito en el Cotorro a quien no veía desde hacía dos años y 33 días. En los extremos, un niña que que quiso retratarse con Fidel y los los saludos sinceros y afectuosos de un pueblo que lo aclama.
Cuando llegaron a la capital cientos de miles de habaneros abarrotaron las principales vías de la ciudad y se fundieron con aquel ejército de hombres sencillos y valientes, de largas cabelleras y barbas, que vestían el uniforme verde olivo cubierto con el polvo de cien batallas. Juntos llegaron a Columbia, la principal guarida de la derribada dictadura, a escuchar al jefe de la revolución quien llamó a la unidad del pueblo y de las fuerzas revolucionarias que habían luchado contra la tiranía para emprender la construcción de la Revolución.

Fidel estaba tan impresionado por las espontaneas y jubilosas demostraciones de cariño y apoyo que había recibido del pueblo a lo largo de todo el recorrido de la “Caravana de Libertad” hasta la capital, que le dedicó las palabras finales de su discurso:
“Lo importante, o lo que me hace falta por decirles, es que yo creo que los actos del pueblo de La Habana hoy, las concentraciones multitudinarias de hoy, esa muchedumbre de kilómetros de largo –porque esto ha sido asombroso, ustedes lo vieron; saldrá en las películas, en las fotografías–, yo creo que, sinceramente, ha sido una exageración del pueblo, porque es mucho más de lo que nosotros merecemos…
“Sé, además, que nunca más en nuestras vidas volveremos a presenciar una muchedumbre semejante, excepto en otra ocasión –en que estoy seguro de que se van a volver a reunir las muchedumbres–, y es el día en que muramos, porque nosotros, cuando nos tengan que llevar a la tumba, ese día, se volverá a reunir tanta gente como hoy, porque nosotros ¡jamás defraudaremos a nuestro pueblo!”
Fuentes:
- Luis Báez y Pedro de la Hoz: Caravana de la Libertad: La Habana Editora Abril,2009
- Revista Bohemia, Edición de la Libertad, 2da. parte, 18 de enero de 1959, sección En Cuba p.88.
- Juan Marrero; lo que paso en 1959 cubaperiodistas.cu
Fotografías de:
José Agraz, Paco Altuna, Isaac Astudillo, Burt Glinn, Tirso Martínez, Guillermo Miró, Ernesto Ocaña, Jorge Oller, Perfecto Romero, Luis Pierce, Constantino Arias y Pepín Ortiz.