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Fidel y Cuba: preguntas y respuestas

La desaparición física de Fidel ha sido ocasión para muchas afirmaciones y certidumbres que han tenido como fundamentos recientes las extraordinarias manifestaciones de duelo a todo lo largo y ancho de Cuba, en las cuales hubo el desbordamiento del sentimiento agradecido del pueblo ante la caravana que condujo sus restos desde La Habana hasta la tumba en el cementerio de Santa Ifigenia de Santiago de Cuba. Todavía siguen las hileras de cubanos y extranjeros que llegan hasta allí, frente a la roca que preserva sus cenizas, para rendir el tributo que merece una vida consagrada al combate y la virtud y a favor de hombres y pueblos de toda la humanidad.

Este momento crucial de la historia de Cuba ha sido también objeto de múltiples especulaciones de signos diversos. Sin embargo, existieron y existen interrogantes naturales ante una coyuntura excepcional en la historia de la Revolución Cubana que requieren las respuestas condignas con la naturaleza de las mismas.

¿Podría señalarse una sola cosa esencial que dejará Fidel como legado al pueblo cubano? –En lo que se refiere al legado habría que mencionar tantas cosas que lo merecerían que ello requeriría muchas páginas. Pero englobándolas todas ellas en una sola cosa, en un todo, diría que le dejó una patria grande, libre, digna, unida y solidaria como la que soñaron sin alcanzarla nunca los patriotas de las épocas pasadas. Y, por supuesto, deja un caudal inmenso de ideas que pueden alimentarlo en lo ideológico y espiritual y constituirán una antorcha de luz para iluminar el futuro.

¿Cuál fue el sentimiento de la gente en la calle al conocer la noticia del deceso de Fidel: tristeza, desamparo, soledad? – Los sentimientos de la gente pueden ser variados, sabemos que esa parte íntima es mucho más rica que lo que uno pueda imaginar. Pero ese sentimiento fue y ha sido como el de quien pierde un ser muy querido, pero nunca la gente manifestó el desamparo. El dolor sí se compartió en esta hora, pero la fe en la siembra, la obra y los ideales que Fidel cimentó con la participación de cada uno y de todo el pueblo, eso permanece intacto, y quizás sirva en el futuro como un acicate mayor para desarrollar a la nación. La gente se manifiesta con patriotismo y un alto sentido de cariño y lealtad por Fidel. Aunque a veces en mucha gente ha brotado el llanto externo o se presienta el interno, que llega hasta las honduras del corazón. Para calibrar mejor todo esto habría que observar las imágenes de las personas durante el tributo grandioso que le rindieron los cubanos en esa marcha fúnebre desde la Habana hasta Santiago.

¿Que va cambiar en Cuba de ahora en adelante? – Primero, debe quedar claro que no van a cambiar los principios políticos, revolucionarios y éticos de la Revolución, esos que permitieron salir triunfantes después de más de sesenta años, a partir del ataque al cuartel Moncada.

En cuanto a los cambios, la Revolución después de su triunfo, fue generando cambios, aquellos necesarios según las realidades nacionales y las circunstancias de la política imperialista generalizada contra Cuba. Estos cambios nunca estuvieron regidos por presiones externas de nadie, y menos por las presiones o amenazas de los Estados Unidos. Así deben comportarse en el presente inmediato y en el futuro.

Si se pudieran analizar esos cambios, que han sido naturales del desarrollo, se podría constatar que durante cada década aproximadamente en Cuba se hicieron cambios sustanciales, pues el socialismo en Cuba y la construcción social y su proyección internacional, nunca tuvieron bases ideológicas dogmáticas y rígidas.

Por demás, esto tiene una respuesta clara en el concepto de Revolución de Fidel, que en pocas palabras recoge la esencia política y humana de un proceso verdaderamente revolucionario, y dialéctico por filosofía y naturaleza, cuando dice que revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado.

También cambiarán los dirigentes, y quizás en determinados momentos los cubanos tendrán la nostalgia por la ausencia de Fidel, por su modo de hacer y decir, pero el tiempo y la realidad se impondrán como algo natural en la vida de los seres humanos y de los pueblos.

Esta época de diez años en que el país ha vivido bajo el liderazgo de Raúl Castro confirma que la Revolución se ha mantenido incólume, así como su rumbo.

¿Qué puede llegar a suceder después que ascienda al poder Donald Trump en Estados Unidos? – Por sus declaraciones actuales puede esperarse, aunque eso está por ver, un cambio hacia la confrontación con determinados matices. Tal vez no llegue a la ruptura de relaciones diplomáticas. Ya veremos.

A partir de enero, Trump puede hacer lo que quiera. Si asume, al fin, su papel de cowboy y se decide a implantar la vieja política de enfrentamiento, fracasada como ha reconocido Obama, ya puede pedir el último, detrás de Bush, en la larga cola de presidentes fracasados que quisieron vencer por la fuerza a los cubanos.

Porque aquí está el mismo pueblo que inspiró y alentó a Fidel con sus voces: “Para lo que sea, Fidel, para lo que sea”, y que si ayer, cuando Reagan lo amenazaba, voceaba en lo individual: “Yo soy la Revolución”, hoy retoma la consigna: “Yo soy Fidel”. Y detrás de esas frases hay convicciones profundas y valentías probadas en las tribunas, en las trincheras, y en los campos de batallas, y, por supuesto, en la vida cotidiana del hogar, del trabajo y la escuela, en esta vida difícil, sencilla y modesta de la mayoría del pueblo cubano.

¿Les da miedo a los cubanos el futuro que se acerca? – Para las personas, para cada una, el futuro, sea más cercano o distante, siempre puede entrañar o significar una inmensa incógnita o pregunta.

Por sus experiencias, los cubanos ya están curados de espantos, y en general ven con optimismo ese porvenir, a pesar de tantos desafíos o amenazas. En tal sentido, puede afirmarse que poseen una vacuna especial, llamémosla optimina, que no es otra cosa que un extracto de buena ideología y altos ideales. Con dicho optimismo innato y adquirido se pueden prevenir todos los miedos y las calamidades capaces de debilitar tanto a los hombres como a los pueblos. El futuro de Cuba está garantizado por su pueblo, así que no habrá derrota. El pueblo espera hacer realidad en el futuro el perfeccionamiento y engrandecimiento de la obra realizada bajo la dirección de la Revolución de Fidel, y seguir concibiendo sueños para ese futuro previsible de Cuba y el mundo.

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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