PERIODISMO PATRIMONIAL E HISTÓRICO

Padre Doval, mi sombrero

Hoy resulta prácticamente un desconocido el reverendo Manuel de Jesús Doval.1 Sin embargo en Patria y Libertad, revista mensual ilustrada, órgano oficial del Consejo Nacional de Veteranos, dirigida por José de J. C. Pons y Naranjo, quien fuera el agente general revolucionario Luis, se publicaron a su muerte las siguientes palabras: “Cubano meritísimo, el cual prestó en todas las épocas de su vida su concurso leal y desinteresado a la independencia patria”.2

Manuel de Jasús Doval fue sacerdote y maestro. Laboró en el prestigioso colegio de San Anacleto, colegio privado, situado en una casona en la calle San Nicolás no. 144 y, más tarde, en Reina no. 109, que había sido fundado por don Ramón Ituarte y al cual asistió JoséMartí cuando era su director el prestigioso maestro Rafael Sixto Casado García de Alayeto.3 Tras la muerte de Casado, ocurrida el 7 de junio de 1870, su viuda, doña María de los Dolores Valdés pasó a ser la propietaria.

En 1876, en plena Guerra de los Diez Años, el colegio era administrado por el señor Dionisio Le Prince, quien había cuidado de mantener un competente claustro de profesores y nombrado director al ilustrado presbítero don Manuel José Doval y García, considerado el continuador de la obra comenzada por Casado hacía veinte años, querido por muchos y cuestionado por los acérrimos defensores del colonialismo español.

El padre Doval fue el protagonista de la siguiente crónica narrada por Francisco G. del Valle en los Archivos del folklore cubano, revista dirigida por don Fernando Ortiz.

Pues bien, según dicha crónica, el domingo 29 de octubre de 1876, se efectuó en San Anacletoen su nuevo local de Industria esquina a Barcelona— una fiesta, presidida por el doctor Juan Bautista Ustáriz, rector de la Universidad de La Habana, con el objeto de distribuir los premios entre los alumnos.

Hicieron uso de la palabra el presbítero Doval, director del colegio; el joven profesor don Ricardo J. Potestad, cuyo discurso rebosante de patriotismo fue acogido con entusiasmo por el público asistente y con evidente disgusto por Ustáriz, y el señor Bernardo Costales y Sotolongo, quien recitó un poema titulado “¡Adelante!”, con frases bien irreverentes. Los aplausos del público fueron silenciados por la voz colérica del rector, quien gritaba indignado: “¡Que se calle ese mozalbete! […] ¡Aquí se insulta al Gobierno! ¡Padre Doval, mi sombrero! ¡Padre Doval, mi sombrero!”.

No obstante, el señor Costales continuó su recitación mientras que el rector Ustáriz consiguió al fin que le devolvieran su sombrero y se marchó indignado del lugar.

El incidente fue recogido en tono de crítica en la prensa integrista de la época —el Diario de la Marina y La Voz de Cuba—. Por su parte, el rector Ustáriz hizo su denuncia ante la Junta de Instrucción Pública en tales términos, que motivó la clausura del afamado colegio San Anacleto.

Al padre Doval se le seguía ya un proceso con motivo de algunos sermones, y muy poco después, salió desterrado hacia España por infidente.

El talentoso sacerdote se marchó; pero la frase —“padre Doval, mi sombrero”— fue convertida en motivo de chanza y jolgorio por la juventud habanera de la época y repetida hasta la saciedad en cualquier circunstancia.

 

Notas

1 Aunque en la mayor parte de las fuentes consultadas el apellido aparece escrito con v, en los Archivos del folklore cubano, aparece con b.

2 Patria y Libertad, año II, no. 9, 20 de mayo de 1915, p. 26.

3 Rafael Sixto Casado García de Alayeto (La Habana, 1834-1870) estudió en el Semina­rio de San Carlos y San Ambrosio. Se recibió como maestro y ya graduado, se hizo cargo del colegio de San Anacleto; más tarde se graduó en la Facultad de Filosofía de la Uni­versidad de La Habana. Hombre de inteligencia privi­legiada, logró hacer del colegio San Anacleto uno de los más afamados de la época. Luego de su temprana muerte, su esposa consiguió que los textos redactados por el eminente educador para el ejercicio de la docencia fueran publicados.

3 Francisco G. del Valle: “¡Padre Dobal, mi sombrero!”, en Archivos del folklore cubano, no. 1, La Habana, 1924.

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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