Este 4 de octubre, se cumplen 51 años de la salida de la primera edición del periódico Granma, cuya creación fue acordada un día antes en la inicial reunión del primer Comité Central del Partido. Han pasado años y decenas de colegas, hoy, novísima redacción encara el reto de seguir navegando.
La guantanamera Arlín Alberty Loforte desde niña tenía bien clara una meta: estudiar dirección coral en la Escuela Nacional de Artes (Ena) de Holguín. A la edad de cinco años comenzó en una agrupación coral infantil y el amor por el canto se cimentó mientras estudiaba piano y solfeo.
Pero a Arlín escribir no le era ajeno, de hecho, en ella convivían la música y la literatura; pues a la par de su pasión por melodías y arpegios, la joven redactaba cuentos y pequeños relatos.
Al finalizar sus estudios de Secundaria Básica, la adolescente se enfrentó a una disyuntiva: las pruebas de aptitud para la Ena o los exámenes de ingreso al Instituto Vocacional de Ciencias Exactas de Guantánamo.
Las letras salieron victoriosas en la batalla que dentro de la joven pugnaban sus dos pasiones; la obtención de uno de los tres primeros lugares en el concurso nacional de Español en el curso escolar 1999-2000, puso la zancadilla final que las palabras le propinaron a la melodía.
Ya en la “Vocacional”, Arlín decidió estudiar periodismo en la Universidad de Oriente. A ocho años de su graduación en 2008, quien en la actualidad funge como subdirectora del periódico Granma a cargo de Granma Internacional, y también es diputada de la octava legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Anpp), comparte impresiones con Cubaperiodistas.cu.
Sobre la mesa: la prensa “local”; las múltiples responsabilidades que la ocupan; los retos asumidos al escribir de Cuba para lectores extranjeros; la implicación de los jóvenes en el debate ideológico y la defensa el proyecto socio-político cubano; así como obstáculos que enfrentan los neófitos periodistas en los medios y las capacidades que los caracterizan.
Tras graduarse, la ubicaron en el semanario Venceremos de Guantánamo, su tesis de diploma fue un audiovisual, y antes de comenzar la carrera se desempeñó como locutora de un programa juvenil del telecentro provincial; sin embargo, nos comenta que “el rigor de la prensa escrita enseña muchas particularidades a la hora del ejercicio profesional, los trabajos se quedan, la gente viene a hablar contigo con el periódico bajo el brazo, con todo lo que dijiste tú, palabra por palabra”.
“El periodismo que se hace en las provincias es muy interesante. Se tocan temas que, a veces, en un periódico nacional como el nuestro, con otro tipo de alcance, no son abordados en profundidad.
“Más allá de “la frontera territorial”, creo que todo lo define la persona detrás del texto. Que el trabajo trascienda tiene que ver con las competencias profesionales del periodista, a veces hay temas candentísimos, con aristas súper interesantes que se han hecho desde las páginas de un medio de provincia”, opinó.
Referente a sus ocupaciones y responsabilidades, cuenta, “la Arlín que se para en el Parlamento cuando tiene algo que decir, es la misma periodista, es una única persona, no es un actriz en un escenario y diferente en otro”.
“Creo que las visiones como profesional de la prensa dan la posibilidad de ver y analizar con otra mirada los enfoques y las cuestiones que se discuten dentro de la misma Asamblea.
“Las tareas de la Anpp son muchas y demandan tiempo, ello te hace planificarte estrictamente para poder cumplir con todo y darle el espacio requerido a cada labor. Desde mi perspectiva siempre quedan insatisfacciones, miras atrás y dices, yo podría haber hecho esto de otra manera”.
Acerca de la misión de Granma Internacional, rotativo a su cargo, la joven directiva manifiesta que “la visión de Cuba para el mundo está muy tergiversada. El periódico navega en un mundo donde tiene que enfrentarse con lo que la prensa de las grandes transnacionales de la información emiten al mundo.
“Es importante que la gente entienda qué es Cuba, a qué retos se enfrenta, cuáles son las transformaciones que se están llevando a cabo para obtener el proyecto social que queremos construir ahora mismo.
“No es igual explicarles nuestros procesos a los lectores cubanos, que comunicar con lectores que no nos conocen a veces, ni saben cómo funciona el sistema cubano. Granma Internacional es un mediador y traductor de todo esto hacia un público muy diferente, con realidades muy distintas a la nuestra.
“Además de salir en español, tenemos traducciones al inglés, francés, alemán, portugués e italiano; igualmente estamos en Internet mediante la versión digital; contamos con suscriptores en muchas partes del mundo; y reimpresiones gracias a la solidaridad de amigos que nos ayudan, por ejemplo, en Argentina, Brasil y Canadá”.
En el contexto que vivimos hoy es crucial la implicación de la juventud en el debate ideológico, y en el análisis de los procesos que se dan en el seno de la sociedad cubana actual.
“El futuro de la nación descansa en los hombros de la generación más joven, que no es la que está por venir, sino la que está siendo ya. No nos podemos permitir enajenaciones de ningún tipo, y no creo que esa sea una característica muy propia del cubano, como ser social. Desde la hora que te paras en una esquina, y pasa algo, y tú estás dando tu criterio o tomando partido, o posición referente a algo, estás participando.
“Los jóvenes somos actores de la sociedad, y desde los medios, participamos activamente en esos debates; debemos ser más profundos y enfáticos al realizar los análisis, siempre desde la perspectiva del compromiso con la construcción del proyecto de país que ha asumido la mayoría de quienes viven en la Isla.
“La participación está. Creo que debe ser más visible y tener más espacio en nuestras publicaciones, emisoras, televisoras…
“No estamos aislados, somos parte de este mundo, con todas las mediaciones y las influencias externas habidas y por haber; es evidente que quienes intentan subvertir el escenario socio-político de la Mayor de las Antillas, entre las muchas aristas que intentan resquebrajar, está el sector de la prensa en Cuba; de la claridad y la preparación que tengamos dependerá el futuro de nuestro periodismo y el futuro de la nación”.
Arlín plantea que “las inconformidades siempre estarán presentes en los jóvenes colegas”. “Uno las padece y las siente”, afirmó.
En el caso de Granma, “debemos buscar más contacto entre las agendas pública, mediática y política, sin olvidar que el diario es el órgano oficial del Partido, y los retos que eso implica en el debate público. Hay que encontrar la visión en común de estas tres perspectivas, que la tienen, y mirar la sociedad que nos rodea desde ese enfoque indisoluble”.
“Las personas nos buscan, nos continúan leyendo, y esto conlleva a tratar de ser mejores, aun cuando la vida es mucho más rica de lo que les puedas contar o mostrar”, aseveró.
Arlín sonrió, y sus grandes ojos se llenaron de una insondable convicción que traspasó su pequeña estatura: “A los periodistas que vienen llegando a nuestros medios puede que les falte la experiencia o el oficio de años ejerciendo profesionalmente; tenemos mucho que aportar: frescos enfoques y nuestras propias visiones de la realidad, sin dejar de ser jóvenes.