COLUMNISTAS

La constancia como antídoto

Hace días, la lectura de un editorial aparecido en Cubaperiodistas http: www.cubaperiodistas.cu/index.php/2016/09/editorial/ me provocó las siguientes reflexiones.

El posicionamiento en la esfera pública de ese debate abierto y transparente que desde hace ya un tiempo se viene promoviendo desde las bases de la Unión de Periodistas de Cuba, ha sido directamente proporcional a la vehemencia con que cada vez más, los periodistas hemos discutido entre nos y con quienes tienen que ver con nuestro desempeño, las mejores vías para hacer más pleno, eficaz y protagónico el papel de la prensa en medio de las transformaciones del modelo socialista cubano.

No es algo que se haya dejado de hacer. Y bastaría para corroborarlo la relatoría de una larga relación de Congresos de la Upec que ya suman nueve, solo para referenciar las reuniones resúmenes de otros muchos foros que han tenido como escenarios redacciones, teatros, salones de reuniones de organizaciones políticas y de masas y hasta los barrios. No olvidemos que, en el amplio debate popular que precedió a la celebración del VI Congreso del Partido, se emplazó también el desempeño de la prensa.

Lo que durante mucho tiempo ha constituido, al decir de Julio García Luis “nuestra principal contradicción: … la que existe entre la claridad teórica alcanzada y las dificultades para llevar a la práctica la transformación de la prensa”, sigue siendo un área de tensión todavía con más reivindicaciones pendientes que resueltas, pero indudablemente mucho más despejada que hace un tiempo atrás.

Pensemos, si no, en cómo las zonas de silencio, la visión política instrumental de la prensa, la gestión desde afuera de su funcionamiento y otros demonios, han cedido en alguna medida ante el empuje de la autorregulación responsable de ejecutivos y periodistas; la gestión de los contenidos desde un prisma profesional y la asunción del papel democrático de contrapartida social que es inherente a los medios.

Sé que habrá muchos, colegas o no, que tendrán a mano anécdotas o referencias que prueben todo lo contrario. Como yo las tengo también, a la par de otras que confirman lo que acabo de aseverar. En definitiva, se trata de un proceso inacabado y siempre sujeto a nuevos retos, resueltos de manera diferente en cada lugar y ante determinadas circunstancias.

De lo que se trata, y en eso creo que va parte de nuestro empeño como periodistas y como organización, es hacer que cada vez sean menos las excepciones y que lo que debe ser norma acabe por imponerse.

Lo importante, para decirlo con un guiño teórico – y de nuevo citando al imprescindible Julio -es que se ha ido amoldando en la gestión mediática“… esa capacidad de autorregulación que debe ir al encuentro de las condiciones de regulación externa y expresarse en una síntesis”

Y es que el tiempo ha pasado y las“condiciones de regulación externa” propias de toda sociedad respecto a la prensa, van cambiando también en la nuestra, a tono con esa conciencia de la necesidad de transformaciones que nos atañe como proyecto social perfectible. Hoy hay otros públicos, otros lenguajes, otras circunstancias. Los modos de comunicación del periodismo con sus públicos han cambiado y va cambiando también la actitud de los factores que median ese proceso.

Por ello, no pueden ser más arteros ni más manipuladores los intentos de convertir en pasto de cotilleos los planteamientos críticos y los análisis honestos del gremio acerca de cómo seguir perfeccionando nuestra prensa. Tal parece que un no confesado pero avieso propósito se maneja también entre los cálculos de quienes nos atacan: enrarecer la comunicación entre el sistema de medios y el sistema político que los incluye. Y retrotraernos a épocas ya superadas en esas relaciones.

Lo peor que puede pasar entonces es no seguir aireando nuestras insatisfacciones en los espacios en que debemos y solemos hacerlo y no pretender que trasciendan a la esfera pública. Sería esa la mayor derrota y la mayor concesión a quienes nos hostigan. La prensa debe cambiar a la par que lo hace la sociedad a la que sirve. Por tanto, todos tenemos responsabilidades y estamos retados a cumplirlas.

Foto del avatar
Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *