Las personas que más influyeron en mi vida fueron mis padres. Mi madre, porque desde muy temprano fomentó en mi hermano y en mí el hábito por la lectura, llevándonos cada vez que podía a la biblioteca para que disfrutáramos con los libros.
Mi padre, también, desde muy pequeña me adentró en el apasionante mundo del deporte. Así soñé ejecutar acrobacias como Nadia Comaneci o rematar pelotas como Mercedes Pomares o Mercedes Pérez.
En la biblioteca no solo leíamos. Había talleres de Literatura, Artes Plásticas y otros donde tal vez los infantes encontramos nuestras vocaciones.
Mi padre le preguntó un día a la entonces adolescente que soñaba con estudiar Licenciatura en Cultura Física por qué no se hacía periodista y escribía sobre deportes.
Fue así como aquella jovencita partió en septiembre de 1982 hacia la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba, para regresar a Ciego de Ávila, cinco años después, con el ansiado título.
En 29 años de carrera el periodismo, que según la colega Oriana Fallaci es un privilegio extraordinario, me ha permitido adentrarme en disímiles universos y conocer y dialogar con innumerables personas, desde un campesino hasta Fidel.
Y aunque el deporte continúe siendo de lo que más amo escribir, la vida es más amplia que el universo de los atletas, y he disfrutado conocer el mundo del campo, la vida económica y social de la provincia y del país a través de los diversos temas y asuntos que he atendido como reportera.
Con el paso de los años y por la situación económica de Cuba, Invasor dejó de ser un diario para convertirse en un semanario en su edición de papel, volvimos al diarismo con nuestra página web.
Muchos son los “hijos” nacidos en estos años, desde la más sencilla información hasta el más logrado reportaje. Cada uno ha tenido amor, lo mismo una crónica sobre la mujer que un comentario sobre gimnasia artística, fútbol o voleibol, mis tres deportes favoritos.
Gabriel García Márquez dijo que el periodismo era la profesión más linda del mundo. Y nos da el privilegio de que nuestra obra quede impresa en un periódico, llegue a los hogares a través de la radio o la televisión o inunde las redes sociales con nuestro particular sello.
Por: Iraida María Hernández Prado (Tomado de periódico Invasor)
