Mientras la Organización de las Naciones Unidas, bastante retrasada, nos advierte que los periodistas que han emigrado al medio cibernético son blanco de ataques aprovechando esas mismas modernas tecnologías, en Chile el gremio internacional ha obtenido un triunfo contundente con la liberación del colega fotógrafo, Felipe Durán Ibáñez, tras un año de cárcel, por cometer “el grave delito” de cumplir con su deber.
Según la información proporcionada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, son 37 los periodistas asesinados en los últimos cuatro años aprovechando la plataforma digital y previa amenaza por medio de correos electrónicos.
La historia nos la narra el gran amigo y colega Ernesto Carmona, director de la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas de la Federación Latinoamericana de Periodistas, CIAP-FELAP: El fotógrafo independiente Felipe Durán Ibáñez salió en libertad el viernes pasado en Temuco, tras casi un año de prisión “preventiva” por ejercer su profesión al documentar periodísticamente el viejo conflicto político Pueblo Mapuche-Estado chileno en la llamada región de la Araucanía. El reportero gráfico ha legitimado su presencia habitual en juicios y protestas vinculadas al conflicto mapuche.
Decimos que la advertencia de la ONU llega muy tarde, puesto que en nuestra larga lista documentada de los 252 asesinatos cometidos por los enemigos de las libertades de prensa y expresión, desde hace muchísimos años hemos dado a conocer los crímenes mortales de compañeros que, por las circunstancias actuales, habían emigrado al periodismo digital.
La vida cotidiana del fotógrafo independiente Durán Ibáñez, continúa en su relato Ernesto Carmona, ilustra la silenciosa lucha solitaria de un periodista contra los golpes de la represión a una libertad de información que en democracia repugna a potentes poderes fácticos empresariales encubiertos pero coludidos con el Estado y un amplio espectro de la clase política. Para muchos chilenos, incluidos algunos periodistas, los atentados a la libertad de expresión de los pobres son invisibles o constituyen un hecho “natural”
En la madrugada del 22 de septiembre de 2015, el fotógrafo fue detenido en su mediagua de Chomío, sector rural de Padre de las Casas, donde esa noche le dio alojamiento a su amigo indígena Cristián Levinao Melinao, quien dos meses antes se había fugado del Centro de Estudio y Trabajo de Angol, un centro semiabierto de Gendarmería, en donde cumplía una condena por un supuesto robo con intimidación, gracias a un informe de buen comportamiento.
De todo se aprovecha la canalla enemiga de las libertades de prensa y expresión, así como el derecho de los pueblos a estar veraz y oportunamente informado; el problema se complica cuando las mismas autoridades son las autoras de estos crímenes o cómplices de los mismos. Al periodista, para cumplir con su alta responsabilidad, se le debe de garantizar su plena libertad.