Las dificultades de la economía cubana en el primer semestre, eje de análisis, discusiones y preocupaciones principales por estos días, requieren un enfrentamiento en dos campos: el material y el subjetivo, de alcanzar mayor eficiencia en lo que se hace y que cada cual aporte lo mejor de si en ello.
Ya el General de Ejército Raúl Castro había alertado a finales de 2015 sobre las limitaciones financieras que se proyectaban sobre el país “como consecuencia de la disminución de ingresos en nuestras exportaciones por la caída de los precios en los rubros tradicionales, así como afectaciones en las relaciones de cooperación mutuamente ventajosas con varios países, en particular con la República Bolivariana de Venezuela”.
Desde entonces, se ha recrudecido la guerra económica que enfrenta al gobierno de Nicolás Maduro con el propósito de “debilitar el apoyo popular a su revolución” y en consecuencia era previsible su repercusión negativa para Cuba.
Por tanto, no resultó sorpresa que el Producto Interno Bruto nacional sólo creciera en el primer semestre de 2016 en un uno por ciento, la mitad de lo propuesto. A mayores restricciones financieras por el incumplimiento de los ingresos por exportaciones se unieron las limitaciones que afrontan varios importantes socios comerciales, debido a la caída de los precios del petróleo, y la contracción en los suministros de combustible venezolano.
Y aunque no es nuevo, a ese panorama se suman los nocivos efectos del bloqueo norteamericano, vivo y vigente, incluyendo la imposibilidad de hacer pagos ni depósitos en efectivo en dólares, prohibición que hace más de tres meses Barak Obama prometió que se eliminaría.
Ante esta situación, el presidente cubano ratificó la voluntad de honrar deudas, mantener los planes de desarrollo esenciales y ”garantizar las actividades principales que aseguran la vitalidad de la economía, minimizando las afectaciones a la población”.
Resultó clave en la reciente intervención pública de Raúl su alerta sobre los que pretenden “sembrar el desánimo y la incertidumbre en la ciudadanía”. Como ha sucedido en otras ocasiones, las especulaciones y augurios negativos pretenden minar la voluntad de resistir y avanzar por el camino socialista del pueblo cubano.
La franqueza del mandatario cubano al admitir que “pueden presentarse afectaciones, incluso mayores que las actuales” está continuada con una afirmación a tener muy en cuenta, por todos:”estamos preparados y en mejores condiciones que entonces para revertirlas”.
El momento no es de “improvisaciones y mucho menos para el derrotismo”. La fórmula para enfrentar y vencer la coyuntura la resumió en tres líneas: “energía, ecuanimidad, racionalidad y sensibilidad política, continuar estrechando la coordinación entre el Partido y el Gobierno y sobre todo con mucho optimismo y seguridad en el presente y el futuro de la Revolución”.
Hay ideas matrices que deben de dejar de ser consignas y convertirse en hechos prácticos, palpables y –pienso yo- dignos de divulgación y estimulación:
- reducir gastos de todo tipo que no sean imprescindibles
- fomentar una cultura del ahorro y de aprovechamiento eficiente de los recursos disponibles
- concentrar las inversiones en las actividades que generan ingresos por exportaciones, sustituyen importaciones y respaldan el fortalecimiento de las infraestructuras, asegurando la sostenibilidad de la generación eléctrica y un mejor uso de los portadores energéticos.
Junto a no detener los programas que garantizan el desarrollo de la nación, Raúl afirmó que se preservarán los servicios sociales para el pueblo y se elevarán paulatinamente su calidad.
Reflejo de ello han sido las decisiones para incrementar la capacidad adquisitiva del peso cubano, como la disminución de los precios de algunos productos y artículos de amplia demanda, aunque para muchos no han sido suficientemente significativos ni de aplicación homogénea.
También en este período se aseguró un mejor acopio y distribución de los productos agropecuarios y una ligera, pero progresiva reducción de los precios de venta, Se está en el camino correcto, pero queda buen tramo por recorrer.
Raúl anunció que se estudian otras alternativas en correspondencia con las posibilidades económicas del país.
De lo que expresó, no es de menor importancia que el equilibrio financiero interno y la implementación de sistemas salariales vinculados con el resultado productivo contribuyan a que los cubanos sigamos sin estar familiarizados con las graves consecuencias de una inflación descontrolada como la que abunda en el mundo,
No resultó formal en la sesión de la Asamblea Nacional cuya clausura hizo el presidente cubano, el apoyo a la actualización, aprobada por el Séptimo Congreso del Partido, de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2016-2021.
Como significara el propio Raúl este respaldo “conlleva la elaboración y aprobación de las normas jurídicas requeridas para proseguir perfeccionando la base legal e institucional en interés de las modificaciones económicas del país”. Esa es una compleja misión que le espera a los especialistas cubanos.
También se refirió al amplio y profundo análisis que se realiza de documentos tan vitales como el de la “Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista” y “El plan nacional de desarrollo económico y social hasta el 2030: Propuesta de visión de la nación. Ejes y sectores estratégicos”.
Informó que ya se habían efectuado más de 7 200 reuniones, con 238 000 participantes, que presentaron miles de propuestas encaminadas a enriquecerlos y perfeccionarlos. De esa forma se seguirá “forjando el consenso y la unidad de los cubanos en la construcción del socialismo”.
Reiteró conceptos, en claro mensaje a quienes pretenden alterar el ritmo de las cosas a veces para impedirlas o distorsionar sus propñositos, como “la velocidad de los cambios seguirá estando condicionada por nuestra capacidad de hacer las cosas bien”.
Y orientó: “asegurar la preparación previa, la elaboración de los documentos normativos, la capacitación y dominio de su contenido hasta el nivel donde se apliquen, el seguimiento y conducción de la implementación, el control sistemático y la oportuna rectificación ante eventuales desviaciones”.
Como ejemplo de algo reciente bien hecho mencionó el plan de prevención y enfrentamiento a las enfermedades trasmitidas por los mosquitos del género aedes. “Los resultados obtenidos nos obligan a sostener un conjunto de acciones para continuar reduciendo las condiciones que favorecen la infestación; no podemos retroceder, sino consolidar lo logrado en evitación del daño que estas enfermedades provocan a la salud de nuestro pueblo”.
Al ámbito internacional, muy presente en recientes intervenciones. el mandatario cubano sólo se refirió para ratificar “la solidaridad y compromiso de Cuba con la Revolución Bolivariana y Chavista, con el presidente Maduro y su Gobierno y la Unión Cívico Militar del hermano pueblo venezolano”
Recordó una máxima popular, “Los amigos verdaderos se conocen en momentos difíciles”, para aseverar que “los cubanos jamás olvidaremos el apoyo de los venezolanos cuando hemos enfrentado graves dificultades”.
Sus palabras finales constituyeron un llamado al pueblo revolucionario, el cual –aseguró- “nuevamente se crecerá frente a las dificultades, sin el menor atisbo de derrotismo y plena confianza en su Revolución”.