Los vi llegar sonrientes, aunque sus rostros no sean juveniles. Bien vestidos, como si fueran para una fiesta de domingo. En unos, muy pocos cabellos adornan sus cabezas, en otros, estos son escasos, de color blanco, sedosos que se resisten a tomar otras tonalidades, pero bajo ellos aún perviven miles de ideas y ansias de servir.
De ser útiles a la Revolución que los empoderó, la que los llevó a escribir el día a día de una nación que se construía a sí misma, a tejer una experiencia en el ejercicio del periodismo, la profesión más difícil del mundo, como dijera Gabriel García Márquez.
Escucharlos pedir que se les de espacio para insertarse en las universidades donde transmitir sus historias de vida y de trabajo, esas que hoy enriquecen la historia de este pueblo, de la que ellos se saben protagonistas y no quieren perder ese privilegio, esos reclamos llenan de orgullo a sus discípulos.
Ellos son los decanos del periodismo cubano en la capital, los que integran la delegación de base de jubilados. Se reunieron en la Casa de la Prensa, para realizar su asamblea anual de balance de la Upec. Allí los recibió Antonio Moltó, presidente del gremio, para dialogar, escucharse unos a otros y seguir construyendo juntos un mejor mañana.
No piden nada específico para sí, solo para ayudar al compañero, para perpetuar la memoria del que cayó en el cumplimiento del deber o para guardar la memoria de una profesión que es parte de la historia de esta nación.
Quieren tener un museo de la prensa para atesorar la historia del oficio por el cual murieron otros y a ellos, crearles un sitial de honor, donde ubicar sus fotos en señal de tributo.
Piden más respeto hacia el idioma, que se utilice bien y no lo cambien por palabras importadas, que a los jóvenes puedan transmitirles sus conocimientos y experiencias, experiencias adquiridas tras días, noches y madrugadas en una redacción o agencia.
Moltó, el compañero de tantos años y batallas, les habló de las nuevas proyecciones de la organización; del próximo pleno, el sexto a celebrarse el 28 y 29 de junio, al que asistirán más de 400 periodistas porque se hará mediante videconferencia.
Hay que usar las nuevas tecnologías, insertarse en las redes sociales, dar el combate allí, ser creativos y rediseñar las agendas mediáticas, les comentaba el amigo y Presidente de la Upec, vamos a replantearnos las bases de los concursos y premios que realiza la organización, debemos dejar de ser medios tradicionales para convertirnos en multimedios, les aseguraba en sus palabras.
Un humorista de 85 años, Francisco Blanco, el creador de ¡Ay vecino!, conminaba a sus colegas, a cambiar en tiempo real, dejar atrás al periodismo de papel, sin olvidar sus principios, e insertarse en las redes, expresar allí sus inquietudes y contar experiencias para comunicar correctamente en español.
Muchos ojos brillaron y las mentes se pusieron a hilvanar historias cuando la vicepresidenta de la Upec, Bárbara Doval, les comentó que se ha tomado muy en serio el género de la historieta y se trabaja por su rescate, principalmente desde la Editorial Pablo de la Torriente, perteneciente a la Upec. Pero también se hacen esfuerzos para darles una mejor atención a ellos, los jubilados, que nunca serán olvidados.
En esta ocasión despidieron a Eduardo Yassell, amigo y compañero que los representó como presidente de la delegación de base. En su lugar nuevos nombres aparecen en el ejecutivo, ellos son: Ángel Rodríguez, como presidente, y en el resto de los frentes Rosario Grasa, Jorge Rojo, Nancy Núñez y Déborah Rodríguez.
Escucharlos no me hizo aburrirme, las palabras fluían como chorros de agua en un surtidor, cada una llevaba un mensaje, ese que tan bien supo concretar en una frase el periodista Freddy Moros, “somos la historia del periodismo, si no tenemos historia no tenemos futuro”.