En estos momentos, a lo largo y ancho del país se están analizando importantes documentos aprobados por el VII Congreso del Partido que se someten ahora a un amplio escrutinio por parte de los militantes y el pueblo en general. No es difícil comprender la extraordinaria importancia que tienen para orientar a la sociedad en los desafíos del presente y de cara al futuro inmediato y mediato del país.
Su importancia se acrecienta al tener lugar en un contexto mundial extraordinariamente complejo y peligroso al que se ha llegado como resultado de las deformaciones del capitalismo tardío y de las pretensiones hegemónicas de las potencias imperialistas, y en una región en la que está en marcha una ofensiva derechista contra todos los procesos populares de la América Nuestra, incluyendo en primer lugar a la revolución cubana, ofensiva digitada por los centros de poder del Estado norteamericano.
Se entonan viejos y nuevos cantos de sirena, se provoca la duda, se fomenta la división, a la vez que se denigra la experiencia socialista vivida por nuestro pueblo durante más de medio siglo, mientras se ofrece el viejo capitalismo como única alternativa. Estamos en medio de la batalla de ideas que vaticinó Fidel.
De ahí que cobre una mayor significación el debate de estos documentos, que debe verse como proceso decisivo en el fortalecimiento de la cohesión nacional. Su elaboración transcurrió por diferentes versiones y recogió valiosas opiniones de personas con gran experiencia y preparación. Son documentos cuidadosamente elaborados, en los que se puede ver la intención de lograr integridad, armonía, sustantividad y economía de palabras en sus enfoques y definiciones; pero como toda obra humana son mejorables, algo que seguramente ocurrirá como resultado de su valoración en esta amplia convocatoria a la militancia y la ciudadanía.
Ciertamente, los plazos establecidos son muy estrechos, sobre todo si se tiene en cuenta que desde fines de julio y todo el mes de agosto, así como el inicio de septiembre, transcurre el merecido descanso de las vacaciones escolares que muchas familias hacen coincidir con el descanso laboral. Ambos documentos tienen una considerable densidad conceptual y programática y se corre el peligro de la formalización del proceso de su discusión y aprobación si no se hace una preparación previa que recoja las ideas esenciales que contiene y si no se hace sobre ellas un eficiente ejercicio analítico crítico. Lo que debe procurarse como finalidad esencial es precisamente su enriquecimiento.
Tampoco debe esperarse la unanimidad, si bien no hay que excluirla si ella se produce. Por más que unos y otros estén de acuerdo con sus contenidos y que haya confianza política e intelectual en quienes los prepararon, hay que verlos ante todo como documentos en consulta, no como documentos normativos.
El texto acerca de la conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista, no debe entenderse como algo acabado, menos como “la teoría” de la construcción del socialismo en Cuba, sino que esboza las líneas generales del desarrollo integral deseable de la sociedad cubana en el mediano y largo plazos, y en ese tenor contribuirá al propósito de trabajar ese proceso en el plano teórico. Considero importante esta aclaración, ya que es a partir de esas ideas -una vez enriquecidas por el debate- y de su puesta en práctica, que continuará el proceso de teorización acerca de la construcción de una sociedad de orientación socialista en las condiciones cubanas.
El texto acerca del plan nacional de desarrollo económico y social contiene una propuesta de visión de nación y un conjunto de ejes estratégicos cuyos contenidos y objetivos generales y específicos se explicitan en cada caso. Es la oportunidad de proponer ideas que aporten a todo lo pensado en materia de estrategia de desarrollo.
Nuestra cultura política
La revolución nos ha educado en el derecho a opinar sobre las políticas fundamentales del país, hemos tenido experiencias brillantes y únicas en el mundo en esta materia, baste recordar el debate del Llamamiento al IV Congreso del Partido y los importantísimos parlamentos obreros, ambos procesos en medio de las mayores dificultades económicas que ha vivido Cuba y cuyos resultados fueron decisivos para el fortalecimiento del consenso político de la revolución socialista.
No por el poco tiempo que tenemos para desarrollar estos análisis según los plazos que han sido previstos por el partido, sino por su incalculable trascendencia social y política, se impone que en todo el país se cree un ambiente de discusión y se estimule una vasta participación social en la más amplia democracia, algo que solo será posible si se logra que interactúen eficientemente tres factores fundamentales: la movilización social, la intervención directa de los dirigentes políticos del país en el esclarecimiento, tú a tú, de los contenidos y finalidades de las políticas propuestas, y si se logra que los medios de comunicación social del país, los tradicionales y los nuevos, reflejen fielmente la riqueza de las ideas que genere la discusión colectiva y contribuyan así a motivar y a fertilizar el debate en el país.
Hoy es necesario un proceso que reverdezca las fibras revolucionarias de la sociedad cubana, que conmueva el patriotismo y el civismo de la ciudadanía, que estimule a todos, en especial a nuestra juventud a una activa y comprometida participación y para ello los tres factores antes mencionados son decisivos.
Algunos criterios prácticos
El documento referido al plan nacional de desarrollo económico y social hasta el 2030, contentivo de los ejes y sectores estratégicos de la construcción económica y social, así como una propuesta de visión de nación, está en plena consonancia con el relativo a la conceptualización del modelo. Al final del tabloide que se ha publicado con ambos textos hay una relación de términos fundamentales empleados en esos documentos. Considero un buen procedimiento para el debate, conocer primero esos contenidos. Naturalmente, como toda definición, las 33 que se recogen en el tabloide pueden ser todas modificadas, sin embargo, lo fundamental para entender ambas propuestas: la conceptualización y el plan nacional, es conocer cómo han sido entendidos los conceptos fundamentales que se recogen en el glosario.
El mundo nos observa
No exagero si afirmo que los cambios que están teniendo lugar en la sociedad cubana son seguidos por muchos en el planeta. Cuba se ha convertido una vez más en el fiel del equilibrio del mundo.
La batalla que estamos librando pone sobre el tapete nuevamente el dilema de ¿quién vence a quién? De un lado están las pretensiones de reinstalar en Cuba el capitalismo dependiente, del otro la salvación de la revolución, de nuestra independencia y soberanía nacional. De eso trata este debate.