Cientos de miles son los ejemplos del trabajo de guerra mediática contra la Revolución cubana desde el mismo año 1959, cuando Fidel Castro convocó a una conferencia de prensa en el hotel Havana Riviera, la que trascendió como “Operación Verdad”, al denunciar las campañas de mentiras sobre el proceso revolucionario.
Esa guerra no ha cesado y está basada en el principio de guerra psicológica elaborado por especialistas del ejército de Estados Unidos, dentro de la ya desclasificada “Directiva de Seguridad Nacional NSC 10/2”, fechada en junio de 1948, en la cual se denominó como “Operaciones Encubiertas” a las acciones de propaganda negra, guerra económica, sabotajes y subversión contra estados hostiles y en apoyo a grupos de resistencia interna en países “amenazados del mundo libre”.
El apoyo a personas y grupos creados para acometer esas actividades, fue calificado por la CIA desde esa época como “Operaciones de Acción Política”.
Dwight Eisenhower
No en vano el presidente Dwight Eisenhower, aprobó en 1954 el informe “Doolittle”, donde se expone claramente:
“Estados Unidos tiene que abandonar sus tradicionales conceptos de “juego limpio” frente a un “implacable enemigo” y “aprender a subvertir, sabotear y destruir a nuestros enemigos por métodos más astutos, más sofisticados y más eficaces …”.
Es la misma línea de trabajo aplicada hoy contra Cuba y otros países dirigidos por gobiernos no aceptables para Estados Unidos.
Quienes ahora observan el recrudecimiento de la propaganda contra la Revolución, se percatan de la manera en que Estados Unidos distorsiona la realidad cubana y la forma en que prepara en su territorio, a decenas de contrarrevolucionarios financiados con cientos de miles de dólares para llevar a cabo provocaciones, las que respaldan con campañas de esa propaganda negra.
Las verdaderas acciones represivas que suceden a diario en el mundo no reciben el tratamiento mediático que las inventadas represiones en Cuba, donde nunca se constatan policías con escudos, chalecos antibalas, chorros de agua fría y menos aún gases lacrimógenos.
España, Francia, Grecia, Turquía, Chile, Colombia y Honduras han tenido recientemente fuertes represiones contra pacíficos manifestantes, pero en ninguno de los casos se condena a esos gobiernos por las salvajes golpizas, con decenas de heridos e incluso muertos, pero en Cuba que no sucede nada semejante, sufragan costosos viajes a Ginebra, España y al Parlamento Europeo, para formar una alharaca amplificada por determinados órganos de prensa.
Solo durante el año 2012 en 8 países de América Latina y el Caribe fueron asesinados 45 periodistas y trabajadores de prensa, según reportes de organizaciones de periodistas a la Ciap-Felap. De esto ni una letra de condena a aquellos países donde asesinar a un periodista es algo natural.
En Honduras y otros países de América latina, excepto en Cuba, existen miles de niños obligados a trabajar y de eso no hay cruzadas mediáticas.
La táctica actual de Estados Unidos contra Cuba no es novedosa, es una copia de la ejecutada contra el extinto campo socialista europeo y la URSS, subrayado por la aspirante a candidata presidencial Hillary Clinton, el pasado año, cuando afirmó:
“Con el asilamiento […] estábamos ayudando al régimen para que mantuviera a Cuba como una sociedad cerrada y controlada, en vez de promover la apertura positiva a la influencia, en la misma forma que lo hicimos de forma tan efectiva con el antiguo bloque Soviético y en otros lugares…”
Ronald Reagan y Margaret Thatcher
La administración de Barack Obama retoma la misma doctrina de Ronald Reagan, respecto a la ofensiva mundial contra el socialismo y otras fuerzas progresistas del conocido “Programa Democracia”, hecho público por Reagan en su discurso ante el Parlamento Británico en 1982, donde convocó una nueva cruzada contra el comunismo.
Reagan apeló a “emprender acciones para una campaña por la democracia, nutriendo la estructura de la democracia, el sistema de libre prensa, sindicatos, partidos políticos, universidades, todo lo que permita a los pueblos escoger su propio camino […] ofrezcamos esperanza. Digamos al mundo que una nueva era no sólo es posible, sino factible”.
A partir de aquel momento Cuba tuvo otro tratamiento político por Estados Unidos, buscando los mismos resultados obtenidos en Europa.
Después de una prolongada etapa de aislamiento internacional, se inició un inusitado interés de instituciones científicas y culturales occidentales en acercarse a Cuba, especialmente en el área de las ciencias sociales, observándose un marcado interés en reblandecer el pensamiento y la obra revolucionaria entre la juventud.
Radioemisoras extranjeras como Radio Nederland, BBC de Londres, Radio Nacional de España y Radio Sweden, potenciaron su programación sobre Cuba, sumándose posteriormente Radio Martí.
Documentos desclasificados evidencian la participación de la CIA en la programación del “Show de la Nueva Ola”, provista de una carga negativa en sus mensajes a los jóvenes, dirigidos a explotar la decadencia, la insatisfacción social, el derrotismo y la copia de las corrientes más nocivas en el ámbito artístico cultural de Estados Unidos e Europa occidental.
Se insistía en construir dentro de Cuba, una nueva oposición interna e incorporaban la manipulación del tema migratorio como parte de su política subversiva, a la vez que iniciaron el llamado “tendido de puentes” y el “cambio mediante aproximación” entre ambos sistemas, defendido por Zbigniew Brzezinski, figura política en el gobierno de James Carter, quien siempre abogó por cierta distensión con los países socialistas para ir transformando desde adentro la posibilidad del cambio político y económico.
La vida demuestra la repetición de esa política, aprovechando del carisma del Presidente Obama.
La historia refleja que hace treinta años el trabajo de influencia yanqui se proyectó sobre grupos de jóvenes, bajo las consignas de una “mayor libertad política” y “el libre acceso a la información”.
La propaganda subversiva enrumbó su camino hacia las grandes masas, manipularon a su favor errores políticos cometidos, incitaron al miedo, el desaliento, cultivando las ansias consumistas, para subvertir valores éticos y morales, con el fin de demonizar el socialismo.
Explotaron adecuadamente aspectos de la psicología social como el anti sovietismo, las ideas religiosas, el nacionalismo y el separatismo, las limitaciones a un mayor acceso a la información y la violación de los derechos humanos.
Si comparamos lo que sucede hoy, vemos la similitud con lo realizado contra Europa del Este; no por gusto contrarrevolucionarios como Berta Soler, Guillermo Fariñas, Eliécer Ávila, Antonio Enrique González-Rodiles, Yoani Sánchez, e incluso el venezolano Leopoldo López, fueron trasladados al Instituto Lech Walesa en Polonia, para recibir lecciones personales del líder polaco.
El error es que Cuba no fue liberada por el Ejército Rojo, porque su pueblo ahogado por tanta sangre derramada se alzó contra el sistema capitalista; de ahí los fracasos de esa política pues como dijo José Martí: “Quien ama a la libertad, previsora y enérgica, ama a la Revolución”.
Por Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU
Fuente: martianos.ning.com