Para mí sigue siendo mi campeona nacional, centroamericana, panamericana, mundial y olímpica, aunque el oro olímpico no haya tocado su puerta, pero sí el de diamantes, como dijera Fidel.
Nos quedamos maravillados de su memoria, de cómo recuerda pequeños detalles de su vida, de cuando la excluyeron de la preselección nacional por estar gorda, de cómo venció a los escépticos después del accidente…
De cómo con talento y estoicismo fue capaz de recomponer la salud, apoyada por el entrenador y un equipo médico de lujo forjado al calor de esta Revolución, todo lo cual la elevó a la cúspide del atletismo mundial para estar en el Salón de la Fama.
Llegué cuando había comenzado su encuentro con los asistentes al Postgrado Internacional de Periodismo Deportivo, que se celebra por estos días, en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Ubicado en los files de la sala, observé y no tuve el valor de preguntar, ella contestaba mis inquietudes y curiosidad.
Por la propia Ana Fidelia conocí de su amor por el pueblo, por su gente, por las heroínas de las guerras de independencia y de la Revolución triunfante. De cómo ella se inspira en el ejemplo de Mariana, Celia, Vilma y muchas más.
De la forma que enfrentó a las campeonas y fue capaz de vencer a la Mutola, a Masterkova, y otras que prometieron vencer y con su paso arrollador les rompió los sueños.
Sueños que se hicieron realidad para un pueblo que hoy la reconoce en las calles y le agradece los momentos felices con las victorias. Conocí del chofer del “almendrón” que no le cobró por ser la protagonista de esos sueños de millones de cubanos.
Quise agradecerle el momento pero -creo yo- no me correspondía, eran otros los encargados de hacerlo, puedo decir que ofreció una clase de modestia, altruismo y de cómo imponerse ante los retos de la vida.
Vida que le deparó momentos tristes, que se vieron opacados cuando en más de una ocasión se alzó con la corona del triunfo.
Para siempre será Ana Fidelia, hace mucho dejó de pertenecer a los Quirot Moret, porque ellos, sus familiares, saben que es de toda Cuba.
