Los funcionarios macristas informaron el 27 de marzo que decidieron formalizar su ruptura con la cadena latinoamericana Telesur. El canal fundado en 2005 es una opción válida para millones de televidentes, pero Mauricio Macri, sectario, le bajó el pulgar.
Macri elige cuidadosamente los periodistas y medios amigos para dar a conocer sus puntos de vista más polémicos, buscando protección y una difusión amigable de las mismas. Por eso el domingo 27 de marzo actuó con dos palancas casi propias: el diario “La Nación” y el programa “La Cornisa”.
En el primero, el periodista José Crettaz recogió declaraciones de Hernán Lombardi, ministro de Medios y Contenidos Públicos del gobierno nacional, dando cuenta de la decisión de abandonar el canal cuyo lema es “Nuestro norte es el Sur”. En la misma noche el funcionario estuvo en el programa de Luis Majul, que va por el canal América, reiterando que es una decisión sin vuelta atrás.
Esa decisión rupturista de Lombardi fue secundada por el secretario de Comunicación Pública, Jorge Grecco, y el secretario de Medios Públicos, Jorge Sigal, quien viene actuando con la furia de los conversos (Sigal fue dirigente del Partido Comunista hasta los años ’90).
La medida suscitó críticas y reservas de un amplio espectro ideológico y cultural, porque objetivamente es antidemocrática, al sacar de la plataforma de Televisión Digital Abierta (TDA) al mencionado canal.
A su vez no podrá estar obligatoriamente en todos los cables del país como antes, cuando se invocaba su pertenencia al Estado argentino, socio en esto de Venezuela, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Uruguay.
El ministro de Medios y Contenidos Públicos trató de cubrirse de esos cuestionamientos, negando que lo suyo sea un caso de censura. Quiso desviar la atención hacia una cierta victimización, sobre que el país no tenía intervención en el gerenciamiento localizado en Caracas.
El argumento es muy endeble: hasta el 10 de diciembre pasado Argentina tenía un miembro en el directorio de Telesur, la conocida directora de documentales, Carolina Silvestre. Es muy posible que presentara su dimisión por la caza de brujas comenzada por el macrismo en esa fecha contra todos los funcionarios y periodistas ligados al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
En todo caso MM debió designar un reemplazante de Silvestre. Y por su intermedio, buscar que la conducción de Telesur atendiera a sus sugerencias. Sólo luego de muchos intentos fallidos podría haber intentado justificar su salida, pero no antes, como hizo.
El otro seudo argumento de Lombardi fueron las finanzas. Alegó que están buscando gastar menos, aunque no dio ninguna cifra sobre cuánto aportaba Argentina a la cadena televisiva. No debía ser mucho, porque lo único que pagaba era una oficina en Buenos Aires y 10 sueldos, entre ellos el del corresponsal en el país, Edgardo Esteban, periodista y ex combatiente de Malvinas.
La lógica macrista es pagar 12 mil 500 millones de dólares a los “fondos buitres”, pero para Telesur no tiene ni una moneda.
CLARÍN, EL ADELANTADO
El portazo dado por el gobierno nacional fue anticipado el 4 de marzo por Cablevisión, del grupo Clarín, que excluyó a Telesur de la grilla de canales propia de su abono básico.
Cuando la directora y cofundadora de aquella cadena, Patricia Villegas, reclamó al pulpo mediático argentino por esa exclusión, se le mintió diciendo que no iban a tener más en ese paquete señales informativos internacionales. Sin embargo siguen allí Televisión Española y la CNN en español.
José Crettaz, en “La Nación” del domingo 27 de marzo, citó otro argumento empresario para explicar la baja: Cablevisión quería limpiar la grilla para hacerle lugar al canal HD de América. Crettaz, fiel a sus patrones, descalifica a Telesur como “chavista”.
Esas explicaciones pretenden darle a la exclusión un cierto tinte técnico o de negocios, por preferir un canal de reemplazo que tenga más rating. Puede ser apenas una parte de la verdad, pero no su mayor parte, porque el operativo ocultamiento de Telesur, emprendido en yunta por Clarín y Macri, tiene un significado profundamente político e ideológico.
Se quiere ralear de la pantalla a una señal con partida de nacimiento en 2005 con un impulsor como Hugo Chávez (el año del parto tampoco fue casual, fue justo cuando el eje latinoamericano propinaba a George W. Bush y el ALCA su derrota marplatense).
Desde el punto de vista político ni Macri ni Magnetto pudieron disimular nunca el odio de clase que les producía esa televisora pluralista y vinculada a procesos de cambio social muy profundos en la región a comienzos del siglo XXI.
Desde Argentina soplaron esos vientos en el área de la comunicación, con la nueva ley de servicios de comunicación audiovisuales, aprobada cuatro años más tarde de la emergencia de aquella señal desde Caracas.
Además de esos proyectos de integración latinoamericana, ni el actual presidente argentino ni el jefe del holding Clarín olvidaron que en aquella televisora brillaron coberturas periodísticas exitosas. Por caso, sobre el bombardeo de Colombia contra el campamento de las FARC en Sucumbíos o la liberación de rehenes de esa guerrilla, en cobertura exclusiva, o sus revelaciones sobre la intervención criminal de la OTAN en Libia.
Más acá en el tiempo y en el terreno deportivo pero con mucho trasfondo social, Telesur albergó con mucho suceso el programa “De zurda”, de Víctor Hugo Morales y Diego Maradona, durante el Mundial de 2014 y la Copa América 2015. El uruguayo es un perseguido por Clarín y Macri nunca digirió que el 10 lo cuestionara como “cartonero Báez” en sus tiempos de presidente de Boca.
TIENE LO SUYO
No es que la señal censurada carezca de calidad, contenido, estética y buena llegada a muchos hogares. Por supuesto que los tiene y por eso, desde sus pasos iniciales 11 años atrás, fue auspiciada por personalidades como Adolfo Pérez Esquivel, Ernesto Cardenal, Eduardo Galeano, Tristán Bauer, Danny Glover, Ignacio Ramonet.
Esas personas siguen apoyando a la cadena, ahora que está en este trance. El Nobel argentino tuitteó: “#Telesur es el primer medio de América Latina para América Latina. La decisión de #Cambiemos es censura a favor de #CNN”.
La empresa afectada dijo estar esperando una confirmación de la decisión gubernamental argentina para dar respuesta en diversos planos. Su presidenta y directora Villegas ya había advertido que accionará judicialmente contra la exclusión decidida por Cablevisión a principios de marzo.
Villegas publicó una extensa nota donde refuta los argumentos del gobierno argentino, quien no le comunicó su decisión sino que debió enterarse por los medios citados al comienzo, en el domingo de Pascuas.
En su escrito, terminaba diciendo: “nuestro equipo en Argentina seguirá trabajando y exigimos para ellos las condiciones para el ejercicio libre del periodismo. Telesur reitera a los funcionarios del Gobierno de Macri nuestra disposición al diálogo de los argumentos y las razones, así como a la verdad para garantizar nuestro relacionamiento. No van a desaparecer la verdad, No van a desaparecer a Telesur”.
Para quienes no conocen detalles de esa señal, es bueno entrar a su web para saber que “Telesur está presente en más de 90 cableoperadoras y mantiene convenios con más de cinco televisoras en abierto en diferentes provincias del país sureño (Argentina), alcanzando, hasta el 29 de febrero, más de 20 millones de potenciales televidentes y más de ocho millones de abonados”.
Fieles al mandato monopólico, Lombardi, Grecco y Segal iniciaron el trámite para finalizar la participación argentina en Telesur y notificaron a la ministra de Relaciones Exteriores, Susana Malcorra.
Supuestamente debería haber sido la cancillería el ámbito primario para poner en comunicación del gobierno venezolano la intención rupturista antes de darla a conocer a los medios hegemónicos.
Macri dará de baja a la sucursal argentina de Telesur de la Inspección General de Justicia y su corresponsalía en Buenos Aires quedará sin cobertura legal para funcionar. También la darán de baja del Registro de Señales que tenía la ex Administración Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), hoy disuelta en la ENACOM.
Asimismo eliminarán a Telesur de la Administración Federal de Ingresos Públicos, para completar esa “desaparición” a la que replicaba Villegas en su nota.
Macri es coherentemente autoritario y cuasi dictatorial con los medios y dependencias que juzga como adversarios. Sino, pregunten a Martín Sabbatella y el AFSCA, a Roberto Navarro de “Economía Política” y C5N, a los integrantes de “678” y otros periodistas de la Televisión Pública y de Radio Nacional cesanteados, a los de Senado TV, a quienes están perdiendo sus empleos en Tiempo Argentino y La Mañana de Córdoba.
Su puñalada a Telesur no la dio casualmente el 27 de marzo, como colofón de su agenda con Obama de tres días antes. El norteamericano tiene firmadas órdenes ejecutivas contra Venezuela, como si fuera un peligro grave para la seguridad de EE.UU. Y el nuevo “líder regional”, deseoso del revival de “relaciones carnales” con ese imperio, extendió el certificado de defunción de la señal latinoamericana.
Macri la quiere matar. El cronista hace suya la declaración de Patricia Villegas: “No van a desaparecer la verdad; no van a desaparecer a Telesur”.
Por Emilio Marín /Periodista argentino que colabora con Prensa Latina.