La profesión de un periodista es escribir, pero cuando quien te dirige es una mujer y ella personalmente te pide, no te ordena, sino lo pide como solo lo saben hacer las mujeres que escribas sobre ellas es una tarea bien difícil negarse.
Mujer, divina creación. Según la Biblia, eres parte del hombre por salir de una costilla de Adán, fuiste la primera pecadora por culpa de una serpiente en el Paraíso.
Pero si no hubieses pecado que sería de nosotros los hombres. Verte hoy en cada tarea de la vida imponiendo tu capacidad, igualándote a todos, enorgullece a cualquier mortal y hasta a los dioses si es verdad que existen.
Te veo en la escuela, en el campo, en una consulta o un quirófano, empuñando la cuchara o la pala de albañilería, o un fusil en la defensa de la patria, subiendo al cosmos o piloteando una nave
Ya no eres aquella que durante milenios te destinaron para una sola función, usar tu vientre para tener hijos y cuidar del hogar.
Hace tiempo le pusiste alas a tus sueños y echaste a volar muy alto con ellos, tan alto que llegas a pasar por encima de las nubes.
Aunque en otras naciones aún luchas por tener igualdad con el hombre y te es negado el derecho al voto, o a escoger pareja y hasta tus padres te puedan matar si los desobedeces, sé que seguirás creciendo y venciendo esos obstáculos, ellos no pueden ser eternos.
Dicen que tras cada gran hombre existe una gran mujer, de ser eso cierto, quien estará tras los millones de mujeres que engrandecen la vida de este país.
Y digo engrandecen porque no solo me refiero a Mariana, Celia, Vilma u otra que haría infinita la lista, me refiero a aquellas que sin haber trascendido el ámbito nacional son lo más importante de cada hogar cubano o el puesto de trabajo donde se desempeñan.
No sé si habré cumplido con mi jefa o estará insatisfecha, pero yo siento que no he logrado decir ni una milésima parte de lo que mereces, MUJER, que se diga de ti.
Porque mi deuda es eterna con ellas y espero que quienes lean estas líneas coincidan conmigo.