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“Son tiempos difíciles para el humor gráfico cubano”

Cuando el lector ve en el reverso de Juventud Rebelde dominical a esos hombrecitos pequeños de nariz redondeada ya no es necesario mirar la firma, son los dibujos de Lázaro Miranda (Laz).caricaturas05

Aunque confiesa que Palante fue su primera escuela, Lázaro Miranda

(Laz) ha consolidado su carrera como caricaturista en el dedeté, tema que lo ocupa en esta conversación en la que arroja luz sobre el buen sabor que ha aportado la publicación al humor gráfico cubano a la vez que apunta los detalles que desdibujan un futuro promisorio.

Y va un poco más allá, se preocupa por la desvalorización de la caricatura como género y por lo que podrían hacer los jóvenes creadores.

¿Cómo llega al dedeté?

Tengo dos etapas, una como colaborador, aunque con un estatus diferente a los convencionales porque participaba en reuniones, actividades e incluso tenía una mesa de trabajo. Eso fue en 1986 a raíz de una convocatoria que ellos hicieron para un concurso sobre la Deuda Externa y así estuve hasta 1989. La segunda etapa es a partir del 2001, cuando paso oficialmente a formar parte de la publicación.

Hábleme del proceso de trabajo ¿Cómo elige los temas para sus caricaturas? ¿Se rigen por un plan editorial?

A veces, a sugerencia de Adán, el director, tocamos un tema determinado, pero las temáticas las sugiere la misma cotidianeidad: alguien, una conversación, una imagen, incluso una caricatura, un hecho determinado, algo que leemos… A veces una persona hace un comentario que puede dar pie a una caricatura publicable, o por lo menos da una idea que después puede ser útil.

Lo que priorizo es el género. A veces un personaje televisivo o una fecha determinada me llevan a hacer caricaturas personales o humor general, este último uno de los más demandados por las características editoriales del periódico al que pertenecemos.

En Cuba se abordan todos los géneros porque las publicaciones nuestras no le dedican un espacio al humor editorial, lo publican cuando hay un evento muy puntual o por alguna razón específica.

Como práctica, en el mundo hay artistas que solo hacen caricatura personal, mientras otros trabajan el humor general o su perfil es la caricatura editorial o política…

¿Qué alcance social y cultural considera ha tenido el dedeté?

Tradicionalmente, desde la primera etapa, dada la altísima calidad de sus artistas, dedeté siempre tuvo un gran poder de convocatoria y un alto impacto en la población.

En el concurso sobre la Deuda Externa participaron caricaturistas de todo el mundo y se reunió un jurado internacional cuyos miembros nunca más han logrado coincidir en Cuba y eran personalidades de mucho prestigio.

El gusto por la publicación depende del sector de la población:

tradicionalmente en las universidades gustaba más el dedeté, a nivel de cuadra o CDR preferían el Palante, dadas las características editoriales de cada una. El dedeté generalmente hacía un humor más intelectual, político y por tanto, era mejor recibido en sectores culturales más profesionales.

El dedeté generalmente hacía un humor más intelectual, político y por tanto, era mejor recibido en sectores culturales más profesionales.

Palante que tradicionalmente ha hecho más humor costumbrista, tiene más pegada en otros sectores, aunque mucha gente leía las dos cosas.

Existió una Bienal del dedeté. Cuénteme.

Ese concurso pudimos hacerlo pocas veces, por temas de presupuesto.

Para la primera edición se lanzó la convocatoria internacional y se contó con gran participación. Luego se hizo por segunda vez y la exposición del evento fue en lo que ahora es el Centro de Prensa Internacional, y la última Bienal fue en el 2002.

¿Existe algún otro espacio de publicación para dedeté?

En ocasiones, debido a la conmemoración de alguna fecha especial o algún evento puntual hacemos una exposición, de esa forma hemos tenido muestras en el Museo Nacional de Bellas Artes, por ejemplo. Pero generalmente cada dibujante participa en otros espacios que convocan otras instituciones como la Bienal de San Antonio, o el concurso del Melaito, que convoca Villa Clara en diciembre, y cuyo tema es el humor erótico y tema libre que ha alcanzado gran prestigio por la calidad de los participantes, pues ya tiene también alcance internacional y los humoristas trabajan con gran respeto para ese certamen.

¿Qué cambios sufrió el dedeté después de que dejó de ser una publicación independiente?

A raíz del periodo especial el dedeté dejó de salir. Juventud Rebelde pasó de diario a ser un semanario con la consiguiente afectación que eso representa para los espacios gráficos, y para nosotros como suplemento humorístico. Después de algunos años Rebelde vuelve a salir todos los días pero el dedeté dejó de existir y muchos caricaturistas se fueron a otros lugares: algunos salieron del país, otros comenzaron a trabajar diversos géneros artísticos como Manuel, quien se desarrolló como ceramista con una excelente calidad; lo mismo sucedió con Torres el diseñador, es decir, que buscaron otras alternativas y formas de vida.

Entonces jóvenes a los que les gustaba la caricatura no se podían interesar porque no habían espacios para publicar. Fue un cambio total.

No solo hablo de dedeté, también con el período especial y toda la situación económica que se derivó de ese contexto desaparecieron importantes revistas de historietas como El Muñe, Pablo, y otras cuyo equipo de trabajo también se vio obligado a buscar otro sustento.

En ese sentido, actualmente se han logrado algunos avances pero no es suficiente. En otros países diferentes publicaciones tiene secciones fijas dedicadas al humor gráfico, y aquí no sucede así. Con la reducción de frecuencias y tiradas, el humor gráfico fue el que pagó las consecuencias.

Asimismo se puede hablar de una discriminación del género, porque los propios editores en aras de preservar el espacio para un trabajo periodístico te dicen que no tienen lugar para la caricatura, que se publica junto a un texto muchas veces para “llenar hueco” ante la falta de imágenes.

¿Qué alcance tiene el humor gráfico en Cuba actualmente?

Son tiempos difíciles para el humor gráfico cubano, el cual ha perdido bastante terreno, pues varias publicaciones ya no circulan, mientras otras han disminuido su frecuencia. Antes existían semanarios que ahora son mensuales o trimestrales, incluso esa periodicidad es muy inestable por problemas de impresión y distribución.

Esa nueva generación está haciendo muy buen trabajo, incluso han retomado la caricatura personal, un género que muchos artistas dejan al lado.

También hay publicaciones que se han restablecido y existen jóvenes que han retomado la caricatura como género y que están agrupados en revistas como La Calle del Medio, que dedica sus páginas centrales al humor gráfico bajo la coordinación de Ares y Sardoya.

Esa nueva generación está haciendo muy buen trabajo, incluso han retomado la caricatura personal, un género que muchos artistas dejan al lado.

De manera que podemos decir que se está gestando un resurgir del humor gráfico, pero la escasez de publicaciones y el hecho de que ya tienen sus espacios ocupados por el personal que históricamente ha trabajado allí, son razones que dificultan a los muchachos el tener más espacios para trabajar.

Otros proyectos que tenga el dedeté además de salir los domingos.

Nos mantenemos en la página 16 de la edición dominical del diario Juventud Rebelde, el que, además, publica un dedeté en sus páginas centrales cada 45 días; ese número tiene ocho páginas, y también asumimos todas las ilustraciones del periódico así como espacios que este dedica a la caricatura como “La opinión gráfica” o “La Cuchilla”.

¿Qué le depara el futuro a dedeté?

Es muy incierto porque dedeté ya no existe como publicación independiente, y se ha quedado reducida a una página y un suplemento.

De momento trataremos de mantenernos así, aunque me da la impresión de existe poco interés institucional. Se alegan problemas de presupuesto, de papel, pero los estanquillos y librerías están llenos de libros de diversas temáticas, cuando el humor y la historieta son géneros que el pueblo disfruta y agradece mucho.

Además, muchos temas que pueden ser difíciles de asimilar por la gente, ya sea por ser tediosos o por tener un enfoque político, se puede abordar de esa manera y el lector lo consume. Ese fue el caso de la zafra azucarera durante los primeros años de la Revolución: para que se tomara conciencia de la importancia de esas campañas se editaron una serie de libros como Los siete samuráis, Trucutú y tres cabitos, Matilda, con una gran demanda.

Actualmente a pesar de que hay gran cantidad de jóvenes talentosos y muchos dibujantes en diferentes lugares no se asignan recursos para ese tipo de publicaciones, con las que todos saldríamos ganado porque las mismas instituciones van a recaudar dinero y el pueblo va a sentirse contento.

¿Alguna otra consideración?

Ojalá esta oportunidad que nos brinda La Jiribilla sirva para que muchas personas —que tienen en sus manos la potestad para cambiar ese panorama y hacer algo porque la caricatura como género sea más difundida y ocupe el lugar que le corresponde— resuelvan apoyarnos en este empeño.

Fuente: La Jiribilla

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba