Al margen de los cambios operados, a nuestro periodismo -en buena medida aun tendente a la configuración de un monocorde paisaje editorial acuciado de encargos, coyunturas, letanías y retórica informista-, le viene bien santiguarse con el agua bendita de los géneros opinativos, la visión crítica e interpretativa del mundo en que vivimos (visto ello en la amplitud de todas las escalas o áreas temáticas; no solo enfocada a censurar el banco roto del parque o decir que llovió porque está mojado), y la crónica, la imprescindible crónica.
La delegación de la Unión de Periodistas de Cienfuegos tuvo a bien entenderlo y desde hace justo diez años le propina, sin variación, el más oportuno espaldarazo a un género que, a efectos de su concreción editorial, ha de sumar a la intención del autor el afecto del editor en pos de respaldarlo a la hora de fraguar los esquemas de publicación de los diferentes órganos de prensa. Todo en la vida, y en el periodismo también, es una cuestión de entendimiento, aunque algunos lo comprendan demasiado tarde.
Mediante la colocación de una ofrenda floral en la estatua de José Martí en el parque que lleva su nombre y la lectura de materiales del género relacionados con la música -a seguidas y en el Centro de las Artes Benny Moré-, comenzó el miércoles el Encuentro Nacional de la Crónica Miguel Ángel de la Torre.
Las conferencias del apartado teórico, realizado en el Gobierno Provincial, y visitas a centros estudiantiles y laborales -las cuales dieron pie a la lectura de materiales del género-, articularon este jueves, que finalizara a través de la colocación de una ofrenda floral ante la tumba del cronista que le da nombre al certamen, en el cementerio de Reina.
De la Torre fue un periodista y escritor cienfueguero, señalado cultivador de la crónica, cuyo aniversario 85 de desaparición física rememora el certamen. Sus textos, ricas lecciones en el arte de narrar y describir impresiones sobre personajes y sucesos de la época, deben ser publicados para conocimiento de las nuevas generaciones, fue el consenso de los participantes en el evento.
Las ayer dictadas conferencias Miguel Ángel de la Torre en el imaginario familiar y como su entorno se reflejó en la obra cultural de la república burguesa, a cargo de la doctora Mildred de la Torre; y Miguel Ángel de la Torre y su obra literaria de principios de siglo XX en Cuba, por Jorge Domingo Cuadriello, propendieron a homenajear su figura.
La crónica, compañera de todo buen arte periodístico, no solo debe limitarse a exponer la emoción lírica del autor sin otra causa que esa; sino además a rescatar para la historia las costumbres, las tradiciones, los imaginarios, la psicología social de nuestro tiempo. Como dirían los teóricos, el zeitgeist. Así lo hacía el cronista cienfueguero fallecido en 1930 a los tempranos 46 años; y de igual modo exhortó a que se mantenga la doctora Mildred de la Torre -además de extraordinaria investigadora, familiar del intelectual- en su conferencia.
El periódico 5 de Septiembre será escenario este viernes del taller Desarrollo de la crónica en la prensa cubana, incluyente de la posterior presentación y venta del libro Hojas clínicas, del Premio Nacional de Periodismo, Luis Sexto. El destacado cronista leerá en la ocasión su ponencia La pasión confesa de Avelina Correa Otro taller. Otro tanto hará Jesús Arencibia con Un cronista Zumbado: Riflexiones nostálgicas por la Limonada.
Durante la franja vespertina, transcurrirá otro taller, este sobre la crónica radial, con sede en Radio Ciudad del Mar. El sábado, fecha de cierre, el taller de la jornada estará dedicado a la crónica en la televisión y sesionará en el telecentro Perlavisión. La premiación acontecerá allí, en horas de la mañana.
Son jornadas para pensar la crónica, la pertinencia y supervivencia de uno de los más bellos y personales géneros periodísticos, que a su hechura filo-literaria aúna su innegable peso y compromiso social, sin que ambas esencias riñan, para antes bien fundirse en el objetivo de redondear la obra final.
Julio Martínez Molina/ Periódico 5 de Septiembre
Fotos: Modesto Gutiérrez Cabo