Una treintena de jubilados de la prensa y familiares acudieron al llamado para disfrutar de la excursión del mes de octubre a las Escaleras de Jaruco organizada por su delegación con el apoyo de la UPEC.
Dentro del ómnibus se respiraba camaradería, todos conversaban y reían unos con otros por lo que el viaje nos pareció más rápido que de costumbre, cuando de pronto se estrechó la carretera, y nos sorprendió la abundante vegetación a ambos lados y el gorjeo de pájaros.
Después de una escarpada subida apareció delante de nuestros ojos el paisaje de un valle paradisíaco y alguien exclamó, caray, Mira que Cuba es linda y pensar que hay quien no lo aprecia.
Guillermo, el jefe de recreación del parque, nos dio la bienvenida al Paisaje Natural Protegido Escalera de Jaruco, junto con una explicación detallada de sus orígenes como ruta ecoturística, con una superficie de 2 298 hectáreas, y los servicios que allí se prestan, entre los que se encuentran diversas ofertas gastronómicas, parque infantil, alquiler de ponys y taller de tatuajes, algo que está últimamente de moda para los más jóvenes.
A mi mente acudieron bellos recuerdos de la familia, cuando en la década del 80 junto con mis hijos pequeños acudíamos casi mensualmente acompañando a mi padre a las Escaleras de Jaruco, e inmediatamente descubrí uno de sus lugares preferidos, la Cueva de la Cerveza y el Mirador. Pude constatar como a pesar de los años transcurridos, a partir del año 2005 se ha trabajado arduamente para rescatar este lugar que como toda Cuba sufrió los embates de huracanes y del periodo especial, pero que lamentablemente la falta de un acueducto propio para poder brindar el servicio hace que el abasto de agua sea insuficiente pues hay que trasladarla sobre ruedas desde otros lugares.
La primera parada fue al mirador y rápidamente los flashes comenzaron a funcionar, para recoger ya no en acetato, sino en formato digital el bello paisaje circundante con características biogeográficas de interés. Las pequeñas manifestaciones de carso cónico, compuesta por rocas carbonatada son un tipo particular de elevaciones moderadas que no sobrepasan los 300 m, escasamente representada en nuestro país, denominadas Mogotes, de ahí el nombre de escalera, acompañadas de cuevas y circundada por una hermosa sabana apreciable desde el mirador que se extiende ante los ojos hasta el mar.
Para el disfrute de los amantes de la naturaleza, la flora y la fauna del lugar es bastante diversa, con un estado de conservación aceptable. Prolifera una vegetación compuesta de bosque bajo en las cimas, con árboles pequeños y palmas en un estrato discontinuo y un denso estrato de arbustos; en los paredones soleados hay una vegetación muy dispersa de petrófitas con herbáceas, arbustos, arbolitos y suculentas, y en paredones sombreados se encuentran abundantes helechos y gesneriáceas, en la base se encuentra generalmente un bosque siempre verde.
En general el parque cuenta con 173 especies vegetales, de las cuales 18 tienen importancia prioritaria para la conservación, entre ellos un endémico local (Agave jarucoensis) y 10 endémicos cubanos. Otro dato de interés aportado por el guía fue la presencia de cuevas, incluyendo una con trampa térmica que aporta una amplia comunidad de especies cavernícolas, que comprende 13 especies de murciélagos, entre las que se encuentra el murciélago de las cuevas calientes (Phyllonycterispoeyi).
La invitación a practicar senderismo llevó a uno de nuestros osados periodistas a una de las cuevas más grandes del lugar, conocida como Sitio Perdido, donde estuvo instalado el Estado Mayor de la Segunda División La Habana del Quinto Cuerpo del Ejercito Mambí, comandado por el general José María Aguirre, patriota insigne de Jaruco que combatió en las tres guerras.
En su apreciación la cueva resulta adecuada para esos menesteres, pues tiene una galería como de 15 metros y una entrada grande y otra pequeña, por donde se podría escapar en caso de que los persiguieran. Pero algo si le molestó, y es el poco cuidado de los turistas que acuden al parque, por lo que nuestro colega descendió con las manos llenas de latas de cerveza vacías que depositó en los latones de basura del parque.
El clima húmedo y fresco de la zona microclimática de Tapaste nos acompañó todo el tiempo por lo que aunque caminamos no sentimos calor, lo que motivó a nuestros colegas a sentarse en los honguitos frente a la Cueva de la Cerveza para disfrutar mariquitas fritas y bistec de cerdo asado a la parrilla, naturalmente acompañado de alguna bebida. Hasta el Turín, el hijo de Larramendi, movió el esqueleto junto con Dinora. Ernestico el Sabrozón, como el mismo dijo llamarse, pudo consumir su helado de vainilla, gracias a la inventiva de una de las jubiladas que preparó un vaso a partir de una botella plástica de agua, pues en todas las instalaciones carecían de vasos y barquillos.
Los niños de Aurica, por su parte, sonrientes mostraban a todos sus tatuajes, que por suerte después de dos o tres baños quedarán solamente en el recuerdo de las fotos.
Al mediodía nos esperaba un sabroso almuerzo criollo en el restaurante El Árabe, situado en uno de los puntos más altos del parque, por lo que hasta los más pequeños subieron para disfrutar nuevamente de la hermosa vista de la sabana. Más tarde una de las jubiladas aseguraba que la comida estaba tan rica, pues naturalmente la cocinera era una mujer.
Realmente lo pasamos de maravilla, fue un verdadero remanso de paz para contrarrestar el estrés de la capital. La próxima excursión será a principios del 2016. Los Invitamos a que se embullen y le aseguramos que será un agradable encuentro entre colegas. Por lo pronto ya nuestro ejecutivo está preparando la fiesta de fin de año, así que como decía mi abuelo a limpiar los zapatos para poder echar un pasillito.
Texto y fotos: Lourdes María Serra Otero – Delegación de Periodistas Jubilados en La Habana
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