Asistió Miguel Díaz-Canel, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, al otorgamiento de la categoría especial de Doctor Honoris Causa en Filosofía al teólogo brasileño Frei Betto
«El mérito de esta Universidad es que forma a hombres y mujeres que construyen la obra de la Revolución de un sistema socialista, que les enseñaza a compartir los bienes de la tierra».
Así expresó el teólogo brasileño Carlos Alberto Libanio Christo, Frei Betto, al recibir la categoría especial de Doctor Honoris Causa en Filosofía de la Universidad de La Habana, de manos del rector Gustavo Cobreiro, en acto solemne realizado en el Aula Magna, el cual estuvo presidido por Miguel Díaz-Canel, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
Con sus amplios conocimientos y su arraigada vocación de enseñar, el fraile dominico habló de las raíces de su formación católica, de la teología de la liberación, de su postura cuando la dictadura militar tomó el poder en Brasil y le impidió continuar sus estudios de Periodismo, y su vínculo con el pedagogo Paulo Freire y la educación popular.
Igualmente recordó muchos de los momentos que vivió en Cuba, su primer encuentro con Fidel en Nicaragua, y su vínculo con intelectuales, maestros, estudiantes, jóvenes y no tan jóvenes, que a lo largo de muchos años han aprendido de sus conferencias y libros.
Al leer la resolución rectoral, el Doctor Carlos Delgado, decano de la Facultad de Filosofía e Historia, destacó que el texto Fidel y la religión es una contribución fundamental para entender el pensamiento político del líder histórico de la Revolución y ayudó a la comprensión filosófica entre cristianos y marxistas.
Por su parte, el Doctor Fernando Martínez Heredia, premio nacional de Ciencias Sociales, al pronunciar las palabras de elogio, subrayó que Betto es un defensor del socialismo, porque considera que es la vida más justa, la que merecen los seres humanos.
Al final de su discurso, Frei Betto expresó:
“Durante los últimos 35 años he sido testigo de la historia de Cuba. Aquí llegué por primera vez en 1981 invitado por la Casa de las Américas, en cuyos eventos participé innumerables veces, y gracias a los cuales me convertí en amigo de intelectuales y artistas prestigiosos como Gabriel García Márquez, Eduardo Galeano y Mario Benedetti. Aquí tuvo intenso contacto con el Departamento de América y, en especial, he cultivado una gran amistad con el Comandante Manuel Piñeiro. Aquí promoví, con el apoyo de Fidel, tres encuentros latinoamericanos de Educación Popular, lo que posibilitó la difusión en Cuba de la obra de Paulo Freire y la adopción por el Centro Memorial Martin Luther King de la Educación Popular, acogida por el pastor Raúl Suárez y su hijo Joel Suárez. Aquí participé en los encuentros sobre la deuda externa convocados por Fidel y realicé la entrevista que dio por resultado el libro Fidel y la religión, que tanta influencia tuvo en la vida de fe del pueblo cubano. Me encontraba aquí cuando se iniciaron las transmisiones de la rádio pirata mercenariamente llamada José Martí, y el día en que Brasil decidió restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba. Aquí estaba mientras caía el Muro de Berlín, y volví aquí en el Vuelo de la Solidaridad durante el Período Especial. Aquí y en incontables viajes por el mundo me uní a la nación cubana en la lucha por el fin del criminal bloqueo, el regreso de Elián a la patria y la libertad de los Cinco Héroes. Aquí seguí las visitas de los tres papas: Juan Pablo II en 1998, Benedicto XVI en 2012, y Francisco el mes pasado.
“Termino rindiéndole homenaje al alumno más notorio de esta institución: Fidel Castro Ruz. En este año 2015 se cumplen 70 años de su ingreso a la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana. Mientras tantas universidades de todo el mundo han formado a hombres y mujeres que construyeron las bombas de Hiroshima y Nagasaki (los más horrendos atentados terroristas de toda la historia), el napalm de la Guerra de Vietnam, los instrumentos de tortura utilizados por innúmeros cuerpos policiales y los modelos económicos que hacen a los ricos cada vez más ricos y a los pobres siempre más pobres, la Universidad de la Habana formó a hombres como Varela y Fidel, y a hombres y mujeres que combatieron por la victoria de la Revolución y consolidaron en Cuba un sistema socialista que comparte los bienes de la Tierra y los frutos del trabajo humano.
“En esta tarde en que recibo este título, el mérito mayor es de Cuba y de los cubanos, por haberle dado a la América Latina y al mundo hombres y mujeres que en su modo de pensar y con los ejemplos de sus vidas, encarnan los más profundos y valiosos valores humanos. Y los verdaderos valores humanos son también valores evangélicos.”
Fuentes: Margarita Barrios Juventud Rebelde/Cubadebate