Más de cincuenta colegas se reunieron en la Casa de la Prensa para traer, enriquecida por el amor, la presencia de ayer, de hoy y de siempre de Fidel en sus 89 años
Está demás decir que todo lo que gira alrededor de Fidel posee cierta magia, un toque de enigma y buena suerte. Los que lo conocen saben esto; por lo que hoy en su cumpleaños 89, periodistas, fotógrafos y camarógrafos se han reunido en la sede del gremio para celebrarlo compartiendo anécdotas, coincidencias, encuentros y otros cuentos.
Haber compartido alguna vez con el Comandante en Jefe, lo consideran la mayor recompensa de toda una vida de entrega a la profesión. A la Casa de la Prensa llegaron portando sus memorias como estandartes aquellos que lo acompañaron en sus viajes y reportaron segundo a segundo los sucesos que conformarían la historia más reciente de nuestro país; los que le conocieron en tiempos de paz y de guerra; la joven periodista de Bohemia que reportaba los carnavales de Santiago de Cuba en 1953, entre otros.
“El Comandante es un libro abierto”, sentenció el compañero Elvin Fontaine, autor de los libros testimoniales inéditos “Fidel desde el Punto Uno a Playa Girón” y “Fidel al frente del rescate”, presentados este miércoles bajo el sello de las casas editoras Nuevo Milenio y Política, respectivamente, cuyos dos ejemplares fueron obsequiados a la Upec.
Gustavo Robreño, por su parte, lo recordó joven y buen mozo en los primeros días del mes de junio de 1955, cuando denunció el régimen en el canal 11 (canal que tuvo corta duración al aire) y le costó ser censurado en la radio y en la televisión.
Marta Rojas lo evocó altivo en el juicio a los sobrevivientes del Moncada y cómo al salir de prisión en Isla de Pinos, la reconoció entre los presentes. Nancy Núñez Pires hizo homenaje a Julio García Luis, mientras que José Dos Santos también evocó figuras de esta historia que ya no están, como Luis Báez, Liborio Nodal, Jorge Timossi, Orlando Castellanos y Orlando Contreras, entre otros compañeros del gremio, cuyo legado al periodismo cubano radica en gran parte en los trabajos reporteriles sobre los viajes del Comandante.
Entre tantas anécdotas y confesiones no pude evitar hacer memoria yo también: La primera y única vez que vi de cerca a Fidel tenía alrededor de nueve años. Recuerdo que fue en una Marcha del Pueblo Combatiente a lo largo de la calle Línea. Su voz resonaba en los amplificadores colocados a lo largo de la avenida habanera. Había un silencio claro y alto en la enorme multitud lista para dar el ¡Patria o Muerte! ; en un esfuerzo máximo mi abuela me alzó por encima de las cabezas, y ahí estaba.
Jamás olvidaré la imagen difusa de aquel hombre tan nítido, tan claro, tan bueno. Tampoco lo han hecho los periodistas, fotógrafos y camarógrafos que se reunieron hoy para celebrarlo y traer de la memoria un poco de su magia, su toque de enigma y buena suerte.