“Tengo el privilegio de poseer una familia inmensa, infinita: la familia de todos los revolucionarios del mundo. (…) Ahora el pueblo es socialista y es comunista .Eso no lo cambia nada: aunque vengan aquí millones de turistas norteamericanos.(…) Nosotros no haremos como aquel personaje de la Biblia que por un plato de lentejas vendió el derecho a la primogenitura. Nuestras ideas no las venderemos por ningún dinero, ni por ningún interés material.
El tiempo ha pasado y como siempre habrá momentos para recordar, para relatar, para valorar, para prever, para pronosticar y, por supuesto, para soñar en el futuro.
El 13 de agosto se celebra el ochenta y nueve aniversario del nacimiento de Fidel Castro, el líder máximo de la Revolución Cubana, que ha sido, sin dudas, la obra más acabada y trascendente de nuestro pueblo a lo largo de sus duras batallas por la felicidad. Con ella, Fidel supo y pudo alzar toda la historia gloriosa de nuestro pueblo y proyectarla victoriosamente hacia el futuro. Después de la renuncia a sus cargos por problemas de enfermedad, como había previsto para situaciones naturales de la vida, Fidel entregó a Raúl, para esa especie de relevo en una marcha olímpica, una obra y un ideario que simbólicamente pueden calificarse como una antorcha de luz.
Lo más importante para esta ocasión significativa es que Fidel vive, y está todavía activo y productivo, experimentando, con su vocación y espíritu de científico e investigador, sobre una materia que siempre lo apasionó, incluso durante su papel como dirigente político: la producción vegetal y animal. Pero, lo más trascendente es que, a pesar de su retiro de los cargos formales, Fidel sigue y seguirá reconocido como el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, y sus ideas, su obra y su ejemplo son referentes a nivel nacional e internacional. “Ahí está él”, como dijera Raúl en 1960, y vivo a pesar de los más de seiscientos planes de asesinatos planificados por los gobiernos de los Estados Unidos, sus agencias y sus servidores criminales de las más variadas especies. Y vivo y colmado de prestigio, a pesar de tantas calumnias, mentiras y conjuras diseminadas para afectar su imagen y su brillantez moral. En fin, su vida de combate y de virtud.
Este agosto, además de su cumpleaños, se espera el acto de la inauguración de la embajada de los Estados Unidos en la Habana, que debe estar presidida por el Secretario de Estado John Kerry.
Con relación a la reapertura de las embajadas y el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, y sobre los reales propósitos que guían los nuevos pasos del gobierno actual de Obama y los gobiernos que le sucedan en el futuro, así como las influencias que estos acontecimientos puedan tener en la política cubana y el proceso revolucionario interno, se discute, analiza y especula mucho en todas partes. Por eso, quizás sea conveniente traer a colación las ideas de Fidel sobre el asunto, expresadas en 1977.1
A una pregunta sobre posibles inversiones norteamericanas en Cuba, Fidel respondió:
“Me plantea un problema absolutamente nuevo, que no nos había pasado por nuestras mentes. Mire, nosotros no podemos ser dogmáticos. (…) Por lo tanto, sin adelantar ninguna política futura, yo pienso que cuando llegara la hora determinada en que se planteara un problema de esa índole, de la inversión exterior en nuestro país, nosotros tendríamos que analizar con sentido práctico, sin dogmatismo, qué es lo que conviene o lo que no conviene a nuestro país, y de acuerdo con eso tomar la decisión.
Estoy seguro de que en la dirección de nuestro Partido cualquier proposición en esa dirección se analizaría fríamente y sin dogmatismo de ninguna clase qué es lo que conviene y no conviene a nuestro país.”
Ante una interrogante sobre si las relaciones normales entre Estados Unidos y Cuba afectarían algunas de las posiciones sobre política exterior de Cuba, Fidel señala:
“(…) yo podría hacer una pregunta similar. ¿Acaso el comercio de Estados Unidos con Cuba cambiaría algunas de las posiciones de la política internacional de Estados Unidos?. Porque tendríamos que planteárnoslo en términos de igualdad y hacernos la misma pregunta.
Yo pienso lo siguiente: La política de hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba es su peor política. Estoy absolutamente seguro de que, con relación a Cuba, una política de relaciones normales y una política de intercambio comercial sería mucho más inteligente. No le voy a decir –no voy a engañar a los norteamericanos, ni a nadie- que vamos a cambiar nuestro pensamiento, que vamos a cambiar nuestra ideología, que vamos a cambiar nuestros principios políticos. Nosotros no haremos como aquel personaje de la Biblia que por un plato de lentejas vendió el derecho a la primogenitura. Nuestras ideas no las venderemos por ningún dinero, ni por ningún interés material.
Pero la experiencia histórica, incluso nuestra propia experiencia, demuestra que cuando se establecen vínculos económicos entre dos países, cualquier gobierno responsable, cualquier gobierno realmente preocupado por su pueblo, toma en cuenta esos intereses, y esos vínculos económicos. Y de una forma o de otra, ejercen cierta influencia en las actitudes de los gobiernos.
Nosotros, realmente, nos sentimos muy libres, muy libres. No existe ningún vínculo económico con Estados Unidos, tenemos el bloqueo encima y, en realidad, no tenemos nunca que preguntarnos si cualquiera de las cosas de nuestra política internacional le agrada o no le agrada a Estados Unidos.
Le digo esto porque soy un hombre realista y me gusta ser sincero. Por eso, a veces incluso puedo decir cuando el adversario actúa bien o actúa mal. Pero desde el punto de vista de Estados Unidos, estoy seguro de que la política que ha seguido con relación a Cuba es la más errónea, por no utilizar otros adjetivos más fuertes.”
En la entrevista se le pregunta si Fidel considera que Estados Unidos es un enemigo. Fidel escuetamente responde como un relámpago: “No, son los Estados Unidos los que se consideran un enemigo de nosotros”.
Otro asunto abordado por Fidel es su visión sobre la familia. Al respecto señala: “Raúl es mi hermano doblemente: hermano en toda esa lucha y hermano de las ideas. Pero Raúl no ocupa un cargo en esta Revolución porque sea mi hermano de sangre, sino porque es mi hermano de ideas y porque se ha ganado ese lugar con su sacrificio, con su valentía, con su capacidad.
Yo tengo una visión del mundo diferente. Mi familia es muy grande. Mi familia no sólo es Cuba. (…) Tengo el privilegio de poseer una familia inmensa, infinita: la familia de todos los revolucionarios del mundo.”
En referencia al carácter socialista de la revolución cubana y su papel en el cambio de las ideas de nuestro pueblo, enfatiza:
“¿Qué lo hizo socialista y qué lo hizo comunista? Las leyes revolucionarias, la obra de la Revolución, la persuasión y la educación. Esa es la realidad histórica. Los historiadores, apartándose de la chismografía, se dedicarán alguna vez a escribir las cosas tal y como han sido. Ahora el pueblo es socialista y es comunista, hay una coincidencia total entre el pueblo, el Partido y los dirigentes. Esa es la realidad. Y no la van a cambiar, le advierto que no la van a cambiar. Eso no lo cambia nada: aunque vengan aquí millones de turistas norteamericanos.”
Finalmente Fidel aborda el tema de las influencias del poder sobre los hombres, sobre la arrogancia y la corrupción: Al respecto reflexiona:
“Siempre se habló de que el poder corrompía; siempre se habló de que el poder hacía a los hombres arrogantes, orgullosos. Y no sólo se ha dicho, sino que realmente ha ocurrido así en muchos casos, históricamente. (…)
Yo estoy tranquilo, absolutamente tranquilo en ese sentido y absolutamente convencido de que no podría suceder, porque mi vida siempre ha sido una lucha contra mí mismo, o mejor dicho, un esfuerzo de superación constante. (…) De manera que en mi caso, lejos de ocurrir un proceso en que el individuo tenía cada vez más poder, era un individuo que cada vez compartía más ese poder. Entonces, por las instituciones que hemos creado, por las convicciones, por la mentalidad, ese peligro no existe en absoluto.”
El hoy como el mañana entrañan desafíos nuevos. Sirvan, pues, las ideas de Fidel sobre estos asuntos un homenaje y un regalo especial con motivo de su cumpleaños, y quizás un acicate para nuevas certidumbres y disquisiciones.
1 Entrevista concedida por Fidel Castro a la periodista norteamericana Bárbara Walters, 19 de mayo de 1977. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La habana, 1977.