Más de cuatro décadas de su vida inmerso en la lectura de decenas de cuartillas cada día, haciendo lo posible –y lo imposible también- para armar un periódico diario
Si, tuve suerte, me adelanté a los acontecimientos de lo que sucedería en el acto provincial por el Día de la Prensa cubana.
No vacilé y con mi cámara comencé a fotografiar a la persona que sería la gran noticia en este encuentro de los profesionales de la prensa matancera, tome una, dos tres… y no sé cuantas fotos, pero él no se daba por enterado del porqué ese interés por su persona, en momentos en que se apreciaba su sencillez y humildad, intercambiando con sus compañeros de trabajo, con los nuevos egresados a la profesión y en algunos momentos dirigiéndose a su compañera de vida, Martica, fueron las instantáneas que poco a poco fui logrando en el corto tiempo que contaba, antes de llegar el momento de la gran noticia.
Un premio por su larga trayectoria en el gremio de la información, al entregar lo mejor de sí durante más de medio siglo, de compartir sus conocimientos y experiencias con las nuevas generaciones de periodistas y de marchar a vindicar a otros pueblos hermanos, como lo hizo en la República Popular de Angola, donde trabajó como corresponsal del semanario Verde Olivo en Misión Internacionalista.
Estas cualidades nunca le han faltado desde que lo conocí, hace más de treinta años.
Para él y su familia ¡Muchas felicidades por el Día de la Prensa Cubana!
Texto leído por Maritza Tejera García, presidenta del jurado del Premio provincial Bonifacio Byrne, por la obra de la vida 2015
A veces, demasiadas veces, el tiempo, inexorable, no nos deja espacio para detenernos y reparar en esos detalles que verdaderamente llenan la vida de satisfacción e iluminan el azaroso camino a seguir.
A veces, demasiadas veces no nos damos cuenta de que los años pasan y la vida –casi entera- la hemos dedicado a una misma acción. De alguien así hablamos hoy. Más de cuatro décadas de su vida inmerso en la lectura de decenas de cuartillas cada día, haciendo lo posible –y lo imposible también- para armar un periódico diario –y repito diario, para que al menos tengan una idea de lo que eso es-, diario que llegó a ser en su época de oro uno de los mejores diarios de provincia en el país.
Desde que lo conozco hace 40 años siempre lo he visto así: leyendo y releyendo cuartillas, haciendo guías, sin dudas, alguien que maneja muy bien el cierre de un periódico.
Fue parte de aquellas graduaciones iniciales de la Escuela Nacional Ñico López y egresado del primer curso dirigido de Periodismo para trabajadores. Cumplió varias misiones en el periódico Girón y se desempeñó durante 15 años como subdirector del diario. Más tarde, fue editor y jefe de Redacción. Tres meses después de jubilado con 66 años de edad, se reintegra a Girón como corrector de estilo, labor que desempeñó durante diez años.
De septiembre de 1984 a enero de 1986 dirigió el Grupo Verde Olivo en Angola que editaba un semanario de cuatro páginas y transmitía, de lunes a sábado, un programa musical-informativo de una hora de duración.
Hoy, con 77 años de edad -46 en el sector periodístico- aún sigue trabajando, esta vez en la Emisora Provincial Radio 26.
Sé que las palabras no bastan, que no llegan a ilustrar bien la utilidad de una vida, ellas no son nada ante tanto esfuerzo, ante tantos años entregados a un mismo quehacer. Pero si eso no fuera así, si las palabras lograran dimensionar exactamente la estatura de un hombre, de un querido y viejo colega, de un periodista cabal que puede sentirse tranquilo porque ha cumplido en todo momento los retos que se le han puesto por delante, entonces recibe, querido Luis Alonso Pozo, este humilde reconocimiento que te otorga nuestro gremio, el Premio Provincial Bonifacio Byrne por la Obra de la Vida. Tú te lo mereces.
Autor: Ramón Pacheco